viernes, 29 de agosto de 2014

“UN FORJADOR EN LA PAZ...DON RAMON BRISEÑO...FUNDO EL PRIMER MOLINO DE NIXTAMAL, LA PRIMER TORTILLERIA Y MUCHO MAS”.


Por la década de los 30...el pequeño buque “El Blanco” perdía su velaje en el embravecido mar, transportando a esta ciudad de La Paz, al señor Ramón Briseño, su esposa Lupita Rodriguera y sus hijos, procedentes de Mazatlán Sinaloa. Venia a ocupar el puesto de celador de aduana...eran tiempos de bonanzas, de perlas, oro, plata, cobre así como la ganadería y el comercio estaban en su apogeo. Atraídos por esta tierra de misterio, promesas y leyendas, llegaban gentes de todas partes, principalmente de Nayarit, Sonora y Sinaloa, a sepultar sus raíces y unirse a su desarrollo, económico, social y cultural.

            Don Ramón Briseño fue un hombre muy entusiasta y emprendedor. Al llegar a La Paz, luego luego se dio cuenta que trabajando también en otras cosas se podía hacer dinero y vivir mejor. Le compro la concesión de la primera fábrica de hielo en La Paz a don Arturo C. Nalh. Puso su negocio donde es ahora el estacionamiento de La Perla de La Paz; y como ya tenia el hielo, también fundo la primer refresquera, “Kiss” se llamó el refresco que elaboraba, y en una carreta con la ayuda de Jesús Mendoza “el cu – cu” vendía el hielo y el refresco de casa en casa así como en los tendajones de la época. La caja de refrescos de sabores de fresa, naranja y piña con 25 “burritas” costaba 0.25 centavos...y cada refresco ya helado a 0.5 centavos. Fue un alboroto en La Paz, el hielo y los refrescos...además, Briseño les dio la idea a los carpinteros del ayer como fabricar cajones forrados con láminas para que sirvieran como hieleras, las que retacaban de aserrín para enfriar refrescos. Luego salió la cerveza, decreciendo la venta de “burritas y medias de tequila” aunque en menor escala. Cuando don Ramón Briseño salía de su trabajo de celador de la aduana, entregaba el hielo a domicilio con la ayuda de sus hijos bajo la vigilante mirada de doña Lupita, su fiel esposa.

            Debido a la demanda del hielo y refresco, el señor Briseño compró una “troca” ya que vendía el hielo y el refresco Kiss hasta las poblaciones aledañas, como Los Planes y Todos Santos. Las barras de hielo las metían en costales retacadas de aserrín para conservarlas. En 1936, se inauguro el antiguo Mercado Madero y debido a las necesidades de la época, Briseño también fundó una fábrica de velas y veladoras...carruajes, carretas, caballos, recuas de mulas, así como algunos troquecitos y carros modelos T, aquellos de “cran”, circulaban por las empedradas y polvorientas calles de La Paz...y cuando se escaseaba el hielo en La Paz, Briseño lo traía vía marítima en los barcos mercantes de Topolobampo y Guaymas. Motivado por la segunda guerra mundial, como en todas partes del país, había crisis en La Paz, aunado a las enfermedades como la tuberculosis y la muerte de los placeres perleros...y era poco el dinero circulante, pero don Ramón Briseño realizaba el comercio del trueque. Cambiaba sus mercancías, por productos propios de la región, como perlas, oro, plata, guacales de panocha, quesos, carne seca, bolas de cera de panal de miel de abeja, flores, fruta y hortaliza de los huertos familiares, bordados, canastas tejidas de palma, gallinas y pollos, chivos y hasta puercos, los que a su vez vendía en el mercado Madero, o de casa en casa.

            Luego, para sorpresa de los habitantes de La Paz, don Ramón puso la primer paletería “Briseño” y La Paz fue creciendo...y don Ramón también fue creciendo con sus empresas familiares...los hijos del matrimonio Briseño Rodriguera son: Guadalupe, Ramona, José Ramón “El Chepe”, California y Rosalba; quienes al parejo con su padre ayudaban en las labores de estas industrias. De la ciudad de Guadalajara, Jalisco, don Ramón se surtía de materias primas para las necesidades de sus negocios; maquinaria, colorantes, pabilo, gas butano, corcholatas, parafina, etc.

            Con gran regocijo, las mujeres sudcalifornianas de la época recibieron la grata noticia de que don Ramón fundó el primer molino de Nixtamal en La Paz, “El sinaloense” se llamó...!que hermosos recuerdos me traen ese molino!!...”!nanita, nanita, dice la gente que  hay molino de nixtamal con Briseño!” gritaban mis hermanas muy contentas, pues ya no molería tres bateas de masa para las tortillas cada una en el molino casero. Desde entonces, al morir la tarde, sobre el pretil de la encalada hornilla quedaba el balde lleno hasta los bordes de nixtamal tapado con una servilleta de manta, bordada de lindos arreglos florales a punto de cruz, y bajo las cenizas en la hornilla el rescoldo de encendidas brazas que prenderían la lumbre al amanecer del día siguiente...y a un lado del pretil custodiando celosamente el balde de nixtamal dormía mi inolvidable y fiel amigo, compañero de juegos de infancia, mi perro viejo “EL PACHUCO” de gratos recuerdos y abundantes anécdotas en la familia. El canto del gallo nos sorprendía a mi abuela, el perro y yo por aquellas empedradas callecitas de La Paz...a esa hora de la madrugada...los techados humeaban y entre olores a café de grano las mujeres del ayer, con las escobar elaboradas de varejón de dátil, barrían las calles, frentes y patios de sus hogares, por que esa era la costumbre...y el tong tong de los molinos de viento y el chirriar de rondanillas jalando agua del pozo, apagaban el ruido de nuestros presurosos pasos sobre la hojarasca...íbamos al mercado Madero a la compra diaria, el que abrían a las 4 de la mañana y al novedoso molino de nixtamal El Sinaloense; no sin antes de pasar a la lonchería de Don Conrado de La Peña a tomar un vaso de café de talega con nata y pan calientito...entre aquellos aromas a menudo, pozolada, tamales, machaca y empanadas, enmarcados de lindas y modernas canciones en la rocola.

            La lonchería siempre estaba abierta y con la música tocando...era la esquina de la alegría en La Paz...tiempos que no volverán. Interminables colas se hacían en el molino de Don Ramón Briseño...a mis escaso 5 años, temblorosa de frío, metida entre los largos ropajes de mi abuelita, olorosos a ceniza y tabaco, y el pachuco echado a nuestros pies, esperábamos turno...!que tiempos tan bonitos!...toda la gente de La Paz era como una gran familia...todos se conocían. El punto de reunión a esa hora de la mañana para la gente de todos los estratos sociales, era el mercado Madero y el molino de nixtamal El Sinaloense. En el marco de aquellos ruidos mañaneros propios del mercado, el zumbar del molino, el grito del baratero cumbre que se escuchaba de puerta a puerta del mercado...!pásele marchantita!..hermosas telas a 3 pesos el corte, tápalos y medias de canutillo a tostón, franelas, cabezas de indio y tuzor...afiladas de cuchillos de los carniceros, golpes de machetes sobre los huesos en un tronco, arrastre de cajones de frutas, verduras y guacales de panocha, el zumbar de licuadoras de chocomiles del español y el cepillo de don Trino Osuna raspando hielo...el estira y afloja de los precios, entre humos de cigarros y olores a café de grano y pan calientito.


            Don Ramón Briseño, originario de Nayarit, fundó así mismo en La Paz la primer tortillería “Briseño”, la primer florería, la primer vulcanizadora, el primer salón de belleza, y el primer yonque “El Chepe”...72 años tenia don Ramón Briseño cuando la madre tierra le cobro su tributo a quien le amó tanto, dejando imborrable huella, y gratos recuerdos en los habitantes de La Paz de ayer y de hoy.

miércoles, 27 de agosto de 2014

“EL TRIUNFO...HISTORICO PUEBLO MINERO QUE SE NIEGA A MORIR”.


         El pueblo de El Triunfo se levantó a mediado del siglo XVIII sobre una ranchería llamadas “Las casitas”, tomando luego el nombre de El Triunfo debido al descubrimiento de un inmenso placer minero de oro y plata de gran importancia en su época, ya que los trabajos subterraneos abarcaban de 25 a 30 millas y estaba equipado con modernas máquinas, un molino de 40 mazos para moler en seco, máquinas izadoras, taladradoras, compresores de aire, calderas y una completa y moderna planta de cianuro, capaz de beneficiar 400 toneladas de mineral, y sus minas diversas estuvieron conectadas con la hacienda por medio de un ferrocarril de vapor de vía angosta que conducía el mineral al molino en un recorrido de 10 kilómetros de vía que pasaba por un hermoso puente de piedra, del que aun quedan sus ruinas. Tenía más de 1000 hombres empleados durante todo el año y ocupaba 350 mulas para transportar la madera de los bosques a las minas.

         El Triunfo fue cuna de hombres y mujeres ilustres, artistas, héroes revolucionarios, artesanos y de todos los oficios...el pueblo de más importancia en el distrito sur de Baja California después de la época misional donde habitaban las familias desde los más humildes hasta  los de más rancio abolengo, dedicados a la explotación minera, al comercio con grandes tendajones, y otros a los oficios y artes: sastres, peluqueros, zapateros, panaderos, herreros, curtidores de cuero, carpinteros, etc., oficios de acuerdo a las necesidades de la época. La alta chimenea se yergue majestuosa como retando al tiempo...sus callecitas empedradas estan impregandas de huellas del pasado..los edificios en ruinas hablan de un antiguo esplendor, donde la plata y el oro circulaban en abundancia; asi com también abundaban las hermosas leyendas de vetas de oro y plata parecidas, según, a raíces; de minas perdidas, de crimenes pasionales y de súbitas desapariciones entre muchas otras cosas.

         Los alrededores del El triunfo fueron escenarios de cruentas e históricas batallas revolucionarias...en la iglesia pintada de rojo del lugar, a través de los años se han hecho escavaciones buscando tesoros, en especial, el de Don Manuel de Ocio, el fundador de los pueblos mineros en sudcalifornia. En 1880 funcionó una escuela particular de idiomas y también una de música...se dice que el padre Luis Moreto forjó siete cañones para la causa del liberalismo encabezada por el General Felix Ortega Aguilar en 1913. el trinfuo fue el escenario donde se firmó el tratado PEDRIN NEGRETE que independizaba a Baja California de La Nueva España, en tanto no se definía la causa de la Independencia. Fue ese tratado la primera adhesión de una entidad mexicana al pacto federal en 1824. asimismo, El Triunfo fue capital provisional del Distrito Sur de Baja California a finales del siglo XIX y llegó a tener una población de 10, 000 habitantes. El Triunfo fue el primer poblado mexicano con la totalidad de sus calles empedradas, por donde circulaban elegantes calecines y carruajes así como además de sus habitantes, carretones y carretas en 1835 fue comprado el Fundo legal del poblado por la compañía jabonera “La esperanza”, por tres cuarto de centavo por cada acre.

         Un decreto del Presidente Don Benito Juarez devolvió al pueblo esas tierras. La altísima chimenea de la planta, un portento de la ingeniería francesa fue edificada en dos etapas. La primera en 1860 y la segunda en 1892; magna obra realizada por el maestro albañil Don Libraddo Gama. La casa municipal se construyó en el año de 1860 y en el año de 1863 le fue instalado un reloj imperial, el que estaba ubicado en la misión de San josé del Cabo durante 75 años. El Triunfo, cuenta con el único cementerio imperial construido para inhumar especialmente a los ciudadanos de ascendencia china. Sus puntos aledaños al triunfo son El arroyo hondo, la pirigua, el zacatón, las parritas, el rosario y Los lamas, los que fueron teatros de numerosas hazañas revolucionarias.

Entre sus héroes destacaron: martiniano Nuñez, Zenon Ojeda, Manuel Martinez, Gregorio Dominguez, Abel Gutierrez y la guerrillera Catalina Guiterrez; hombres de letras Don Leopoldo ramos, Jose Rosario Garcia Sanchez, Francisco Cota moreno, Fernando moreno Corral y Pablo Nolasco Ruiz, entre otros que escapan a la memoria. La longevidad de sus personas es notable en 1971, falleció Doña Irinea Dominguez Ojeda, de 137 años quien nacio en 1839, y Don Miguelito Miranda Castro, cumplió el anterior 8 de mayo 106 años de vida, y varias personas nativas del histórico pueblo del Triunfo que tengo el gusto de conocer pasan los cien años, o ya le están llegando.

         El triunfo, fue el luger elegido por los refugiados extranjeros destacando el príncipe heredero del trono imperial de Manchuria, Juan León Man.

         El triunfo es un pueblo con apasionante historia...sus habitantes son gente tesonera e intrépida dispuesta a luchar por su amada tierra...algunos de ellos se dedican a las artesanías, principalmente el tejido de palma, arte heredado por el señor Don Samuel Hayward, hombre muy laborioso e industrioso, de nacionalidad chilena y ascendencia inglesa, quien además de la palma trabajaba el barro, la madera, y la pasta de papel entre otras cosas. Don Samuel se casó con Doña Juanita Estrada una gran mujer triunfeña quien dominada todas las artes femeninas, en especial la elaboración de arreglos florales.


         El triunfo...es un pueblo con historia.

lunes, 25 de agosto de 2014

Saludos

Hola a todos mis estimados lectores,

Les escribo para saludarles y agradecerles la atención que tienen para mis humildes trabajos, los cuales han sido recopilados a través de vivencias y entrevistas con gente que vivió la época, mi único afán es traer al presente las costumbres y recuerdos de esa época.

Mucho me gustaría recibir vía correo electrónico sus comentarios y de que lugar del mundo me leen, con agrado he visto visitas a mi página desde los 5 continentes y me llama la atención la relación y el interés que tengan con esta bella tierra.

Sinceramente

Manuelita Lizárraga Alcáraz
lapazqueseperdio@gmail.com


“FESTIVAL DE LA COSECHA EN SAN ISIDRO...UNA COSTUMBRE DE LOS ANTIGUOS CALIFORNIOS”.


         En San Isidro había un excelente manantial rodeado de carrizos y un estanque permanente en el lecho del arroyo. A corta distancia, abajo del aguaje, estaba el pueblo indío. Abundaban el agua y el pasto. El Almirante Atondo y Antillón, construyó ahí unas barracas y un almacen donde guardar todo lo necesario, y se construyó una pequeña capilla. El 05 de Diciembre de 1683 Atondo y Antillón certificó que ahí se construyó una fortaleza de fajina, capilla y jacales, en las faldas de unas colinas que dominaba el aguaje.

         El festival de la cosecha, registrado por Atondo, fue una reunión de indígenas celebrada en San Isidro al comenzar Noviembre de 1684. fue asunto interesante; y este relato dice Bolton en su magnifíco libro “Por los Confines de la Cristiandad”, y que me hizo el favor de obsequiarme el Senador de la Republica Lic. José Carlos Cota Osuna, el que le agradezco profundamente...dice “Este relato se rá apreciado por los etnólogos. Atondo lo presenció con cierto recelo, y los padres no estaban seguros de que no fuera obra del demonio. Parecía una ceremonia de hechicería y podría ser el preámbulo de una matanza. Quizás tenían el martirio al alcance de la mano...varios cientos de indios vajaron de la sierra para reunirse con los del valle en la ceremonia.

         El acto central del mitote era la adoración de un ídolo que representaba al dios de la cosecha. El hechicero principal era el jefe Leopoldo. ESCRITO BAJO JURAMENTO LO SIGUIENTE:

         “El lunes 06 de Noviembre de 1684, a las doce del día, vieron cómo el indio capitán de la nación Didue, a quien llamamos Leopoldo, subió a la punta de un cerro vestido de una red de hilo, toda poblada de madejitas de cabellos, que le cubría desde los hombros a los pies a modo de turco, y en la cabeza una como toca o capilla hecha de plumas de varios colores que le caían a los hombros y en la mano derecha llevaba una pala blanca con dos agujeros cuadrados del largor de una vara y en la izquierda su arco y flechas. Y habiendo subido en una peña arriba del cerro dio grandes alaridos e hizo muchos ademanes. Y habiendo estado en esa roca por un tiempo, Leopoldo bajó tan de prisa que lo sorprendió. Muchos indios salieron a recibirlos y antes de una hora, otros infieles, serían como catorce, subieron al cerro con el capitán vestidos de la misma manera, pasaron al pie de la misma roca, y sin hacer alto bajaron a la ranchería.

         Al día siguiente como a las doce, Soto Mayor y Rodríguez vieron una gran procesión que salían de las rancherías encabezadas por el capitán Leopoldo. Atrás de él iba una de sus mujeres; seguía luego  un indio y después otra mujer, y de esa manera iban mezclados hombres y mujeres con bastones en las manos y montones de pluma en la cabeza, bailando y corriendo y homenajeando a una imagen del tamaño de un indio recién nacido. Este tenía la cara pintada de negro. Tenía cabellos largos y tres montones de plumas blancas en la cabeza, uno en el centro  y los otros algo caídos. No pudieron distinguir como estaba vestida esta figura, la llevaba la imagen el último de los indios de la procesión que iba encogido con ella hasta que llegaron a un lugar donde habían preparado un árbol de pitahaya.

         En la punta del árbol había unas guirnaldas hechas con varas de un árbol que llaman Copale, por encima de ella había dos estandartes de madera tejidos con ramas del mismo árbol, y pintados de rojo con negro y blanco. Pusieron la imagen bajo un cobertizo de ramas que estaba un poco levantado del suelo, y al pie de una gran pila de semillas que llaman “medece”. Estas semillas, evidentemente eran de mezquite. Apenas lo colocaron ahí, el baile se detuvo para tomar un descanso. Luego lo reanudaron y continuaron bailando durante dos días y dos noches de la siguiente manera: en una sola fila los hombres y las mujeres alternados corrieron un buen rato. Al terminar la carrera el capitán y sus hombres se detenían ante la imagen y comenzaban a hablar, al mismo tiempo que le hacían caravanas y le veneraban.

         Después de esto, descansaban quince minutos, y repetían la carrera y la ceremonia. El último día de la ceremonia, poco antes del amanecer, dieron un aterrador alarido tan fuerte que pusieron a los soldados en armas, creyendo que iban a ser atacados. Al mismo tiempo los testigos escucharon un gran gemido entre las mujeres. Luego de esto, los indios comenzaron a cantar, y siguieron así todo el día gritando y bailando haciendo pausas a intervalos. A la puesta del sol, se sentaron en círculos en varios lugares y comenzaron a repartir la semilla del medece, que habían amontonado cerca de la imagen. El caporal ordenó que tres caballos fueran armados y tres se ensillaron, seis hombres lo montaron y fueron a ver si podían contar cuántos gentiles había en la fiesta. No lograron hacerlo, pero los seis coincidieron que eran unos dos mil quinientos o más entre hombres, mujeres y niños. Ese mismo día el hechicero Leopoldo le preguntó al caporal que si podía bañarse donde beben los caballos...concedido el permiso todos vieron que traía a un infiel que estaba agotado. Apenas se podía mover, lo metieron al aguaje, y luego lo llevaron ante el capitán que lo miró con mucha atención, meneó la cabeza, luego empezó a sollozar y luego regresaron a la ranchería. Repartieron la comida que quedaba entre ellos, y luego regresaron a sus tierras.

         Leopoldo el hechicero les dijo que era su Dios la imagen que bajaba del cielo cuando llovía y  les daba comida, y que después de la ceremonia ahora estaba en el cielo. Los naturales dijeron que les hablaba esta imagen en su lengua, la que tenía un pie y dos dientes, uno abajo y otro arriba.


         Como dijo Bolton, este festival de la cosecha fue una costumbre de los californios, y puede ser un dato interesante para los historiadores. Esto demuestra que los antiguos californios si tenían costumbres y tradiciones.

viernes, 22 de agosto de 2014

LA  CREACION DEL H. CUERPO DE BOMBEROS.... LO MOTIVO EL INCENDIO DE LA TENERIA SUELA VIOSCA....NORBET HANNEL HOFFMAN....FUE SU PROMOTOR.


!Muchas felicidades al H. Cuerpo de bomberos!, que el 27 de agosto de 1959 fue fundado, y cumplen un aniversario mas...41 años de su creación; así como felicidades tambien a los traga humo ya fallecidos los que se recuerdan:  Norbet Hannel Hoffman, Pablo López, Carlos Dominguez Tapia, Ignacio Moyron, Juan Manuel Verdugo, Rene Amador Moyron, Juan Manuel Meza Betacourt, Ignacio Flores Romero, Salvador Cadena Carballo, Mario Enrique Ruiz Cota, Jesus Jorge Morales, Salvador Ruiz y Carlos Cota Downy, (Don Chalito Cota).

Que es un Bombero?

Es un hombre como tú y como yo,                                  Un Bombero no guarda rencores
Es el que vive en aquella casa,                                         Ni ajita banderas
Con la mente despierta de un niño,                                  Ni vocifera obcenidades
El que nunca se recupero de la emoción                          Pero si honrrará
Que provoca las sirenas, fuegos y peligros                      La memoria du sus compañeros 
Con defectos, preocupaciones                                         Caidos
Y sueños no realizados                                                    El Bombero no habla de la
Pero con mas bondad que la mayoria de nosotros.          Hermandad de los hombres
                                                                                          !LA VIVE!,
!Eso es un Bombero!.                                                       !Eso es un Bombero!

El que brinda su mejor esfuerzo                                        Es un hombre que responde 
Cada vez que suena la alarma                                            A la sonrisa de los niños
El que es a la vez el mas, y el menos                                 Por que ha tenido en sus manos
Afortunado de los hombres                                               A pequeños cuerpos 
El que sabe el valor de la vida                                           Que nunca volveran a sonrerir
Porque ha sentido el poder                                                Es un hombre que disfruta los
De las fuerzas violentas sin control.                                  Placeres sencillos de la vida
                                                                                           Como un saludo tuyo
!Eso es un Bombero!                                                         O una tasa de café caliente
                                                                                           Para el conjunto de huesos y
                                                                                           Musculos, exijidos mas alla
                                                                                           Del deber.

                                                                                          !Eso es un Bombero!




Fue por la decada de los sesenta... el primer incendio de gran magnitud en La Paz, conmovio a toda la población al quemarse la teneria suela viosca, terminando así toda una epoca de historia industrial y comercial, que dio fama mundial a Sudcalifornia por la calidad de la vaqueta que procesaba y exportaba a Estados Unidos y Japon, así como  al interior de la República...las lenguas de fuego se alzaban decenas de metros de altura iluminando toda La Paz...tibores con quimicos y combustibles volaban al cielo...maderas y laminas del techo de la teneria suela viosca crujian por el intenso fuego, rompiendo el silencio de aquella tranquila noche de verano sabado de gloria de 1959...la gente aterrorizada gritaba !se quema La Paz!...!se quema La Paz!... Y NO HABIA BOMBEROS EN LA PAZ!... el incendio duro varios días...las brazas crepitaban... y con el viento se volvia a encender aquello. Fue toda una odisea apagarlo....sus habitantes estaban acostumbrados a que nunca pasaba nada extraordinario... epoca de la musica, el romance, y molinos de viento... fue así como el señor Norbet Hannel Hoffman se propuso crear el H. Cuerpo de Bomberos por primera vez en La Paz.

Los bomberos fundadores aquel 27 de agosto de 1959, fueron ademas del señor Norbet Hannel Hoffman: Alfredo Fisher Montaño, Carlos de los reyes Rodriguez, Carlos Benton Moyron, Mario Cosio, rafael salgado Castro, Jose María Romero Geraldo, Raul Montaño, Luis Lara, Gabriel Salorio Martinez, Eduardo Hannel Cortez y Ramon Garcia Araiza; siendo su instructor y entrenador el comandante Guillermo Velazco. Entusiastas jovenes voluntarios que pusieron los pilares de la honorable corporación de bomberos, recibiendo en ese mismo año la primera maquina extinguidora marca mark, la que causo admiración a los habitantes de la epoca. El primer domicilio del H. Cuerpo de Bomberos fue el viejo garage d el policia municipal que estaba en el antiguo sobarzo; ahora es una biblioteca publica. En 1960, se instalan en Guillermo Prieto entre 5 de mayo Y Constitución; edificio proporcionado por el señor Kino y sus hijos. Toma el cargo de primer comandante el bombero Carlos de los Reyes Rodriguez; y Don Norbet Hannel Hoffman entrega el mando del patronato de bomberos a Don Alberto Albarado Aramburo (q.p.d.).

El primer domingo de enero de 1960, se incorporaron al H. Cuerpo de Bomberos la segunda generación de entusiantas jovenes voluntarios, concriptos todos ellos; Pedro Arias Venegas, Pedro Ceseña Osuna, Renato Campos Ochoa, Pablo Lopez Sumaya, Carlos Dominguez Tapia, eduardo y Manuel Benoit, Carlos Navarro, Edurdo Olachea Martinez, Ruben Castro Hirales, Manuel Ayon Higuera, Mario Enrique Ruiz Cota y Martin Cadena Hirales. Gracias a las gestiones de la inolvidable profesora Julia Garcia de Ojeda, el H. Cuerpo de Bomberos se traslado a un nuevo domicilio, a un aula de la escuela  Raul A. Carrillo, sumandose la tercera generación de jovenes voluntarios: Adan Enrique Ruffo Velarde, Alfredo Rios Flores, Agustin Avena Gonzalez, Ignacio Moyron Verdugo, Ignacio Flores Romero, Raul Manriquez Zumaya, Jorge Rios, Manuel Garcia Martinez, Evert Alarcon, Rene Amador Moyron, Humberto Ramon y Cirilo Zumaya, así como Jose Rosario Verdugo entre otros.

En aquellos tiempos en que el hospital salvatierra no contaba con ambulancia ni habia cruz roja, el H. Cuerpo de Bomberos prestaba auxilio trasladando enfermos con una ambulacia tipo Cadillac. Los traga humos no solamente apagaban incendios, sino que son incontables las veces que han puesto su brazo para donar sangre, y así salvar vidas. Incontables tambien son las veces que nacian niños a bordo de la ambulancia y ellos ayudaban a traerlos al mundo. El bombero esta preparado para todas esas emergencias. Han sido muchos los incendios de gran magnitud en que han intervenido a traves de los años, desde su  creación en 1959; pero el mas peligroso lo fue quizas el incendio de la planta termoelectrica que estaba ubicada en Ramirez y Melchor Ocampo. En 1965 explotó la gasolinera de Don Chale Aramburo Mendoza, asi como el 12 de julio de 1967, a la 7:30 de la mañana, se desplomo un avion DC3 de aeromexico sobre el hogar  de una familia atrás de la escuela Et-1 donde hubo varios muertos. La exploción del barco don Lorenzo en 1972, el que estaba atracado en el muelle fiscal cargado de combustible y tambien hubo varios muertos y como no recordar el gran incencdio del C.C.C. palacio en 1980; labor infatigable sin duda alguna lo fue cuando el ciclon liza toco tierra aquel 30 de septiembre de 1976 a las 3:10 de la tarde, un hecho sin precedentes que enlutó a miles de familias destacando el altruismo de los bomberos, hechos que han quedado marcados en el recuerdo de los Sudcalifornianos.


Raul Sanchez Castro, comandante de esa honorable corporación desde hace 22 años y delegado de la asociación de Jefes de Bomberos profesionales de la República Mexicana, A.C., dijo con justa satisfacción; que aun quedan muchas metas por lograr, y que gracias al invaluable apoyo de la comunidad, autoridades de gobierno, y donaciones de “LAS CIUDADES HERMANAS” actualmente el H. Cuerpo de Bomberos cuenta con55 elementos activos, 7 motobombas, camiones, extinguidores, 2 carros bomberas siternas, 2 ambulancias, 1 camion escalera, 2 carros para rescate, 2 pick up como apoyo, 1 patrulla, asi como equipo hidraulico pesado para extracción; añadiendo el comandante que, constantemente tiene gente joven que con gran entusiasmo se estan preparando como voluntarios para bomberos, asi como estudiantes del Conalep que prestan su servicio social en esa corporación y se inclinan por la vocación de servir a su comunidad, seles dan cursos de capacitación para bombero en mexico, asi como en el extranjero. Termino diciendo el Señor Sanchez. 

jueves, 21 de agosto de 2014

“EL KIOSCO DEL MALECON...LA MUSICA Y EL ROMANCE EN LA PAZ”.


                       
            ¡Muchachas, el domingo en la serenata del kiosco habrá un mano a mano con las orquestas de don Rafael Castro y don Luis Gonzalez!...yo no me lo voy a perder, en la ciudad de Viena, en La Palma, con Canseco, con la chinita Yuen, o en casa de Ruffo, compraré una hermosa tela para que la costurera me haga un bonito vestido para la tardeada del domingo...las crinolinas ya las tengo almidonadas y el adorno para la cola de caballo ya está; decían mis hermanas llenas de ilusiones en la época dorada de perlas y de romance de La Paz que se perdió. Mientras los turistas extranjeros y del interior de la República que nos visitaban y disfrutaban de las bellezas de La Paz, y luego se iban, no se quedaban, y contemplaban los atardeceres meciéndose en las poltronas del “Hotel Los Arcos”, y de la terraza del “Perla”, disfrutando las botanas de cayo de hacha y de almeja, cortesía de los hoteleros y restauranteros, enmarcados con las hermosas obras de los artesanos del Esterito que vendían el “chunique”, en productos del mar, como carey, tamborillos y pescados disecados, variedad de caracoles y conchas finamente trabajadas, cortinas de caracolitos, y aquel estruendo musical que provenía del kiosco, vislumbrándose en la lejanía el parpadeo de la luz del antiguo faro.

            ¡A que se cae, a que no se cae!...gritaba la gente cuando los músicos subían al kiosco por la improvisada y débil escalera de madera...!que tiempos!, de trenza y moños aún me tocaba la honrosa misión de ser chaperón, de mis hermanas. Y cuanto me gustaba acompañarlas, pues el show que hacían los músicos al subir al kiosco del malecón por una escalera de madera, ¡era único!...cuando construyeron el kiosco, por la década de los 20, en el Gobierno de don Manuel Ezquerro, se les olvidó ponerle escalera, y los músicos tenían que hacer circo, maroma y teatro para subir los aparatos musicales, sobre todo el bandolón y el Violonchelo, y la muchachada nos quedábamos en suspenso cuando los músicos subían al kiosco con todo y aparato por aquella escalera, para amenizar las tradicionales tardeadas. Don Rafael Castro, sus músicos, y su orquesta eran únicos con la música romántica que tocaban...se bailaba pegadito, de cachetito, corriditas, mambo, boleros, danzones, cumbias y hasta tangos, así como popurris de Agustín Lara, y la gente se quedaba resollando gordo, como agarrando aire cuando tocaban las tandas de resistencia que duraban hasta una hora. Después del bailongo, los muchachos contrataban la música para llevarles serenata en los balcones a la luz de la luna, a las muchachas, ya fuera por motivo del Día de su santo o simplemente por una reconciliación. El año nuevo y el día de Las Madres, los músicos no dormían. En épocas de las armadas perleras cuando regresaban buzos y pescadores después de cuatro o seis meses de trabajo, o los de la pesca del tiburón, lo primero que hacían era contratar las orquestas de don Rafael y Don Luis, quienes cobraban a diez pesos la hora.

            Maravillosa música arrancadas con el alma de don Rafael Castro y su equipo a las cuerdas de los aparatos musicales que llenaban de sana alegría y hacían vibrar de felicidad a las familias del ayer, entre aquellos efluvios perfumados de nuestra hermosa bahía de La Paz, bajo la lápida celeste, tachonada de refulgentes estrellas...era una bella conjugación de risas, taconeos, murmullos de palmeras y notas musicales que apagaban el ruido de las olas de aquellas cristalinas aguas que duplicaban el disco plateado de la Luna y que reventaban hasta la orilla del malecón. En aquella época romántica, desde las cuatro de la tarde el corazón de La Paz se inundaba de alegría...era toda una fiesta...todos éramos felices...si hasta nos andábamos riendo solos...éramos como una gran familia que disfrutábamos las serenatas en el malecón o en la plazuela hasta las diez de la noche, y luego, continuaba en la Mutualista. ¡Que tiempos!, regresábamos presurosas con el corazón y las zapatillas en la mano, temerosas por aquellas leyendas que contaban los mayores, de las casonas antiguas, de espantos y aparecidos, o si bien nos iban no fuéramos a escuchar el lastimero grito de la llorona, o toparse con la “taconuda”, o la mujer de blanco, o el perro prieto arrastrando cadenas y la gallina con pollos por la 16 de Septiembre.

            Las muchachas lucían bellísimas, muy naturales, con sus peinados de cola de caballo o permanentes olorosas a jabón Maja o maderas de Oriente, Camay, Colgate o Palmolive, con sus perfumes “Flores del Desierto”. La moda eran vestidos largos o rectos, y de medio paso chemis, mumus, o amplios con crinolinas, modelos elaborados por costureras sudcalifornianas sacados de los catálogos que vendían en la primer librería que hubo en La Paz, fundada por Don Francisco Aramburo. Antes las amas de casa eran productoras en su propio hogar, de esa manera apoyaban el gasto familiar y tenían especial cuidado de sus hijos, así como de su educación y formación...en cada barrio, y a cada paso había mujeres que se dedicaban a la costura y otras manualidades ¡y que bonitos vestidos elaboraban!...a los jóvenes los vestían los sastres, y había algunas mujeres muy buenas para hacer ropa para hombres. Para el baile,  los muchachos también estrenaban pantalón de casimir inglés, gabardina, mezclilla caqui o rayón, y camisas de las mejores, cada domingo, al igual que las muchachas para asistir a las tardeadas con su cabello muy cortado en las peluquerías de aquel ayer, y que algunas aun perduran: con el ‘Zurdo”, con don Polito o Pablito Nuñez, o  con Murillo, e iban muy perfumado con Jockey Club u Old Spice.

            El Triunfo y el Valle Perdido fueron cunas de excelentes músicos y compositores. Doña Julia Mendoza de Arámburo fue una gran pianista y maestra de música, surgiendo un semillero de hombres y mujeres que deleitaban el espíritu con este arte, así como don Tereso Hernández con su violín Stradivarius, y la escuela de música en La Paz dirigida por el señor Sandosoqui. De las primeras orquestas de aquel ayer fueron los canarios, de don Felipe y Manuel Muñoz, la Sinaloense de don Filomeno Mijares, la Orquesta Castro, de Don Rafael, y la de don Luis Gonzalez y sus tigrillos quienes tocaban para todos los niveles sociales. Los bailes populares se realizaban en el kiosco del malecón los domingos, las tardeadas, los jueves en la plazuela. Había bailes también en el merendero, en la Escuela 48, en los Portales, en el Tico Tico, en la Tercera Zona Militar donde fue el primer Club Social Paceño, y los tradicionales bailes blanco y negro efectuados en el Hotel Perla organizados por el Club Rotario La Paz,   y por la década de los 60 en el casino Corona y la explanada del malecón donde se inició Los Aficionados y estaban de moda los ritmos del Rock an Roll y el Twist. Además, se hacían bailes también en los corredores cubiertos de perfumadas enredaderas, de madreselvas y emparrados, en los hogares de algunas familias entre ellas las muchachas Gutiérrez Marquez que fueron famosas por esos bailes, que organizaban por el barrio El Manglito para festejar la poda de la parra y la siembra de la calabaza así como del músico y día de la candelaria, después de haber disfrutado de una caguamada enmarcada con la música. Cómicas, anécdotas, sucedían en aquellos populares centros de bailes...una que pasó en la mutualista donde rompían cancha Josefina Olmos de Taylor,  el coco Gaona con los mambos y danzones, así como el Machaca y Pablito Rios, además de El Sorbete y María Luisa Piñuelas, quien gritaba alegremente ¡Don Luis, tóqueme la almendra!. Había un muchacho que vendía exquisito y aromático pan de huevo en una gran batea que portaba sobre su cabeza, y el alegre pregón ¡Pan de huevo!. En una ocasión que fue al baile, solicitó una tanda a una linda muchacha de amplios ropajes con crinolinas y  peinado de cola de caballo, y le dijo “señorita, ¿pan de huevo?”, en lugar de decirle, señorita bailamos...otro día era la comidilla el pobre muchacho.

            En la Mutualista, siempre estaba la perica lista para cualquier eventualidad...algunos muchachos antes de llegar al baile se echaban sus copetines con el tablitas o en la cantina de don Conrado de La Peña, donde siempre estaba tocando la vitrola, y los músicos trovadores los que se bajaban en esa esquina, en los primeros autobuses del pueblo, “el panochon” y “la panochita”, entre ellos el profr. David Rolland, a quien le sacaron una anécdota: “una vez los cuicos estaban subiendo a la Julia a unos borrachitos, y Rolland al verlos, sin saber de que se trataba les dijo – esperen yo también gua ir. Y los policias le patearon el trasero y va pa dentro de la perica con todo y violin y desde entonces salió ese dicho popular “y como dijo Rolland yo también gua ir””.. Don Rafael Castro y Don Luis Gonzalez fueron muy celebres y solicitados...en los balcones a la tenue luz de la luna y de los farolitos coloniales les llevaban serenatas a las muchachas de aquellos tiempos...en las bodas, así como en todos los eventos cívicos y sociales en La Paz y en todo El Estado. En los carnavales, ¡que carnavales!, las orquestas de don Rafael y Don Luis jalaban a todos los habitantes de La Paz, era el alma de las fiestas carnestolendas...el gobierno traía bandas de Sinaloa y por todos lados de la plazuela tocaba una orquesta...había muchas serpentinas, cascarones, confetis y mascaritas...mientras que las muchachas bailaban, los padres niños y abuelitos disfrutaban la sana convivencia con un ojo al gato y otro al garabato. En las serenatas, don Rafael cobraba a pachuco la pieza. Cuenta don Rafael, que don Julián Rivera tenía un carro modelo T, como el que tenía el sordo Camacho, que siempre hacia tanto ruido y lo traía lleno de tilichis. A don Julián le gustaba subir a los músicos a la troca, la que quedaba repleta con los aparatos musicales y los paseaba por toda La Paz tocándole “La Pajarera”, y los músicos lucían orgullosos además de su música, los trajes que les hacían los sastres del pueblo, don Manuel Bond, Crespo, Moraila, y Don Julián Pérez, y los zapatos de vaqueta de suela viosca que le compraban a don Julio y Don Esteban Beltran a cinco pesos el par.

            Don Rafael Castro, de 83 años de edad, es un tesoro de arte musical sudcaliforniano, uno de los 10 hijos del señor Alfredo Castro Martínez, originario de la tierra minera San Antonio y de la Triunfeña Matiana Manríquez de Castro...don Rafael contrajo nupcias con la señorita Adela Hirales, procreando siete hijos: Yolanda, Alfredo, Hector, Ruben, Roberto, Juanita y Antonio, a quienes con el esfuerzo conjunto de su fiel y virtuosa compañera formaron profesionistas en beneficio del desarrollo de nuestro Estado. Don Rafael estudió música y solfeo con el profesor Gilberto Mendoza y Luis Gonzalez...por las mañanas trabajó durante 35 años en el Centro de Salud como inspector, por las tardes trabajaba su orquesta siendo además el fundador del Sindicato de Músicos. Mientras doña Adelita colaba el café de grano, entre aquellos aromas, la pequeña y antigua mansión perdida entre el huerto de árboles frutales se cimbraba con la fuerte música que retumbaba en las tardes de ensayo; y todo el vecindario así como la palomilla del barrio acudían alrededor de la casa a escuchar las notas musicales y disfrutar de aquellos estruendosos momentos que hacían vibrar a los habitantes del ayer. Los músicos integrantes de las orquestas de antaño que nos deleitaron y que en su gran mayoría duermen el sueño eterno son:  profr. Luis Pelaez Manriquez, Filomeno Mijares, Maximilano Ayon, Felipe Antonio Jordán Muñoz (el negro Jordán), Raúl Carvallo Jordán, Paz Gonzalez, Martín Martínez, Felipe Muñoz Flores, Lope Hernandez Lopez, Manuel Muñoz Flores, Expectación Martínez, Mario Cota Patiño, Rodolfo Meza Gutiérrez, Miguel Muñoz Flores, Luis Hernandez López, don Enrique Ramos y José Martínez, además de don Rafael Castro y don Luis Gonzalez, quienes fueron fundadores y a través de los años, muchos músicos pasaron por las orquestas de don Rafael y don Luis, y sus tigrillos, de los canarios con la Sinaloense que hicieron la época de romance en la paz de antaño con sus callecitas empedradas, farolitos a media luz, gente durmiendo en las banquetas a la luz de la luna y de las estrellas arrullados por la música y los molinos de viento.


            El progreso se impuso, se acabaron las serenatas, aquel ambiente de familia, aquella tranquilidad, y también aquel romance. En la actualidad tambien lo hay, pero de diferente manera. Disfrutó alguna vez de la inolvidable música de piano interpretada por el profr. Norberto Flores en el bucanero a media luz?...de las prestigiadas pianistas Kichu Isais así como de Machu...de Luis Pelaez, el señor del puro, cesar trasviña, Alfonso Espino, y de la melodiosa voz de las inolvidables hermanitas Flores acompañada por los madrigales, el mariachi peninsular, que acompañaba a chayito morales, creadora de la sentida composición “La Paz Puerto de Ilusión”, entre otras, así como de la reconocida cantante, la Chula Angulo, Alma Vazquez, y demás trovadores que hacían llorar sus instrumentos musicales en aquella época de ensueño de La Paz de mis recuerdos, de mi añorada Paz romántica de ayer y de hoy.

lunes, 18 de agosto de 2014

“DON JOSE BRISEÑO...EL MARCHANTE EN LA PAZ...UN HOMBRE DE LEYENDA”.


  • TODA SU VIDA FUE UN PEREGRINO
  • LLEGO A LA PAZ EN 1901
  • FUE EL PRIMER MARCHANTE EN LA PAZ, QUE CON SU PALANCA AL HOMBRO Y DOS GRANDES CANASTAS COLGANTES TEJIDAS DE COGOYO DE PALMA ATASCADA DE FRUTAS Y VERDURAS DE LA REGION, TOCABA DE PUERTA EN PUERTA OFRECIENDO SUS PRODUCTOS A PRECIOS DE REGALO
  • FUE UN PATRIOTA REVOLUCIONARIO, PELEO CON MUCHO FERVOR EN DEFENSA DE LA PATRIA, HOMBRO CON HOMBRO AL LADO DE CARRANZA, ZAPATA, VILLA Y ALVARO OBREGON.
  • NACIO EN SAN JERONIMO COLIMA EN 1857...AÑO DE LAS LEYES DE REFORMA, POR EL BENEMERITO DE LAS AMERICAS LIC. DON BENITO JUAREZ GARCIA.
  • MURIO EN LA PAZ EL PRIMERO DE JULIO DE 1980 A LOS 123 AÑOS.
  • DOMINABA LA CIENCIA DE LA AGRICULTURA Y TODOS LOS OFICIOS DE SU EPOCA, NO SABIA LEER NI ESCRIBIR, PERO ERA UN PITAGORAS PARA LAS MATEMATICAS.
  • DOÑA ANDREA SILVA, SU ESPOSA DE 96 AÑOS DE EDAD, CON ORGULLO CUENTA LA VIDA DE DON JOSE BRISEÑO.


Recordar al marchante es  muy hermoso...eran los tiempos aquellos de La Paz de antaño... ¡Abuelita, abuelita, allá viene el marchante! Gritábamos llenos de gozo al escuchar el alegre pregón de aquel personaje tan singular en La Paz, el marchante.. ¡El marchante...el marchante! Y a lo lejos se divisaba aquel hombre que hacía la alegría de los niños y de las amas de casa de aquella Paz de los molinos de viento....entre las polvorientas callecitas de La Paz, con su palanca al hombro y dos enormes canastones colgantes tejidos de cogoyo de palma, repletos de frutas y verduras de la región, se divisaba el marchante...al rítmico vaivén de la palanca, los presurosos pasos se escuchaban en la arena donde iban quedando plasmados sus pies calzados con huaraches de suela de vaqueta, de aquellos, de tres agujeros con correa de cuero crudo....vestía pulcramente pantalón de mezclilla y camisa de manta blanca, con su paliacate rojo amarrado al cuello....y bajo el sombrero de alta copa y ala ancha tejido de palma, se mriaba su noble faz y sus grandes ojos reflejaban bondad y plenitud. Se notaba que era un hombre muy feliz con el desempeño de su noble y digno trabajo.

      Que felicidad sentíamos mi abuela, mis hermanos y yo, y hasta el perro, el pachuco, cuando el marchante posaba las enormes canastas atascadas de granadas, guayabas, pescuezonas de aquella de corazón rosa, limas chichonas, naranja lima, guamuchiles pasaditos, taramindos, guajilotes, guanabanas, chicozapote, y zapotes, melones, mangos, dátiles, etc.; eso era una cansta y en la otra, la traía llena de todas verduras y hasta alfalfa, y mi abuelita iba poniendo en una batea lo que le íbamos señalando a placer, y ella gozosa, se sacaba el nudito del seno y pagaba con aquellas monedas de plata 0.720, que tintineaban en la bolsa del marchante los centavos y desde luego el pachuco también disfrutaban aquellos momentos de compra con el marchante y luego, éste continuaba su camino con su alegre pregón, ¡El marchante el marchante!...que bellos recuerdos de mi feliz infancia.

      En aquellos años, dice Doña Andrea, en que gobernaba el país el licenciado Don Benito Juarez García. Recién promulgada la Constitución de 1857, el 19 de marzo de ese mismo año, nació Don José Briseño en San Jerónimo, Colima. Siete añitos tenía José cuando quedó huérfano de padre y madre, apegado a las costumbres antiguas, lo crió su padrino un capitán de barco, quien lo llevó a conocer el canal de Panamá. A su lado vivió y creció en Manzanillo, aprendiendo lo mejor de él. José Briseño desde muy joven trabajó en los barcos de la época, empezando desde lavaplatos hasta ocupar altos cargos. Sintió mucho la muerte de Don Benito Juárez acaecida en 1872, el 18 de Julio concretamente. Capitaneaba barcos guiados por la brújulas y las estrellas ; entre otros los cañoneros de guerra, El Tampico y El guerrero, y así anduvo embarcado hasta los 65 años y cuando se quedaba en tierra se dedicaba a la siembra, ciencia que dominaba a la perfección ya que lograba muy buenas cosechas. No sabía leer ni escribir, pero era un pitagoras para las matemáticas. No tuvo más escuela que la vida, se aprendió de memoria las leyes de reforma y la agraria.

      En el año de 1901 llegó a este hermoso puerto de La Paz en uno de aquellos barcos mercantes que tripulaba, le gustó tanto La Paz que se quedó una buena temporada compró el paredón del francés, frente al malecón en cinco pesos oro, el que antes se llamó camino real hasta el zacatal. Trabajó en las armadas perleras con Eduardo Labastida quien además tenía una fábrica de botones los que hacían de la concha madre perla nácar y la enviaban a los Estados Unidos; cuando acabó la madre perla, Don José Briseño trabajó de maquinista en los Corrigans, y demás barcos que hicieron historia en la marina mercante de la época después de algunos años de radicar en La Paz Don José vendió el paredón del francés a unos zacatecanos y se marchó a pelear con gran fervor en defensa de la patria al lado de Don Francisco I. Madero y Pino Suarez y tantos mexicanos que ofrendaron su vida para darnos patria y libertad....eran tiempos del porfiriato, quien estaba sometido al poder y la adulación extranjera permitiendo que explotaran todas las riquezas de la nación y el indio mexicano le valia un soberano cacahuate....horrores que amenazan nuevamente a la nación.

      Cuando el cuartelazo, y los asesinatos del presidente Madero y Vicepresidente Pino Suarez asi como de Don Belisario Dominguez, efecutado por el usurpador y asesino Huerta y una bola de traidores a la patria, Don José Briseño vivió al igual que tantos mexicanos aquellos momentos de traición e indignado se encendió aun más en su corazón la flama ardiente del fervor patrio, y se lanzó a todas las batallas en defensa de la patria, hasta lograr la realización de la constitución de 1917, Nuestra carta magna, luchando al lado de grandes hombres, como Don Venustiano Carranza, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Alvaro Obregón, con quien estaba a su lado cuando le volaron el brazo, participó asimismo en muchos combates en defensa de la tierra y en la toma de Mazatlán con el general Flores. Después que se promulgó nuestra carta magna en 1917, Don José Briseño se dirigió en 1919 a Ciguatlán, donde radicó un tiempo; trabajó de garrotero en los ferrocarriles, y se dedico a cazar cocodrilos, luego a la agricultura, la que era su pasión, entre otras siembras tenía un gran platanar y dos treguas de quince mulas cada una, las que cargaba de plátanos y se los llevaba a vender desde Ciguatlán hasta Manzanillo y Guadalajara.

      El peregrino, Don José Briseño fue un hombre cabal y muy trabajador...a los 66 años, ahí en Ciguatlán conoció a la señorita Andrea Silva quien tenía 15 años de edad y con quien se casó en 1923 y procrearon sies hijos, Bibiana, Emilia, Martha, Josefa, Manuela y José. Luego de un tiempo regresó nuevamente a este bello puerto de La Paz en 1929 y vivieron en el palmar del manglito...tenía su bote, la gaviota, y se dedicaba a la pesca del tiburón cuando estaba en su auge el comercio de hígado y la aleta. Como agricultor era un hombre ciencia para la siembra. El ilustre revolucionario y constituyente General Don Francisco J. Mugica, durante su gobierno en Baja california Sur le dio 10 héctareas de tierra en Las Garzas las que regaba con motor y sembraba verduras de todas clases y las vendia en canastos colgantes en palancas por toda La Paz. Sus vecinos en Las Garzas fueron Don Estanislao Badajossa y Santos Pineda.

Don José Briseño fue el primer marchante en La Paz. Luego compró un carretón y entregaba sus productos en el antiguo mercado Madero, así como por las casas; también sembraba alfalfa, flores, sudam, maíz de pollo, sandías, melones, frijol, chíraros, etc, luego sembraban por el arroyo del palo e inalámbrica. Sembraban con toda ciencia en aquella época, lo que ahora está en experimentación, labraba la tierra con bestia y las surqueaba luego la abonaba con estiércol de vaca para mantener la planta sana sembraba con milpa ya fuera de tamarindos o guamcuhiles para que la siembra protejiera la planta con humedad y usaba la cal para protejerla de la hormiga; metía en los surcos cinco semillitas de maíz y tres de calabaza, melones o sandías, a medio metro una dela otra y cuando la planta crecía le daba tierra para que eloteara bonito, y lo regaba cada tercer día por horas, de dos de la madrugada a 8 o 9 de la mañana; les ponía tapantes hondísimos y anchos para aprovechar mejor el riego y puertas para atajar los surcos. Levantaba muy buenas cosechasy toda su vida vendió lo bastante como para darle una vida digna a su familia. También le cuidaba los puercos al señor magallanes por más de 23 años.

      ...Y cuando sus cansados pasos fueron ya lentos y las fuerzas se le iban agotando puso una tiendita miscelanea y ahí centaveaba todo el día, vendiendo y fiando las mercancias de la época, y a la memoria hacia las cuentas, y no se equivocaba siempre era muy exacto y justo y sabia cuanto le debia cada cliente. Don José Briseño, el marchante de La Paz fue un peregrino, fue un hombre a toda Ley, muy honrado y ejemplar esposo y padre de familia, terminó diciendo la encantadora muchacha antigua Doña Andra Silva de Briseño, añadiendo que le da gracias a Dios por el esposo que le dio y por el regalo maravilloso de seis hijos quienes le han dado 37 nietos, 68 bisnietos y 5 tataranietos. Que la diferencia de edades no fue obstáculos para ser tan feliz a su lado y disfrutarlo hasa la edad tan avanzada que Dios se lo prestó 123 años....


jueves, 14 de agosto de 2014

“LA SUDCALIFORNIANA DOÑA MARIA ISABEL LUCERO LUCERO VIUDA DE MURILLO...Y SUS GRATOS RECUERDOS”.


         Doña Chabelita, encantadora muchacha de la tercera edad de ojitos malicioso y tierna sonrisa juguetona, mientras paladeaba exquisito café de grano en la tranquilidad de su hogar aquella tarde de invierno dijo, que ella es muy afortunada porque además de gozar de cabal salud y guardar en su memoria tantos bellos recuerdos y narrativas de sus mayores, Dios le concedió la fortuna de contar con una numerosa y unida familia, y ser nativa de esta tierra bendita por la mano de Dios...que ella desciende de gente valerosa e intrépida...los Murillo, dijo, proceden de Norteamérica, son de las familias más antiguas que se asentaron en estas tierras después de la expulsión de los padres jesuitas.

         La narrativa, era una tradición familiar, a falta de maestros los mayores transmitían sus conocimientos de generación en generación, y los tatarabuelos contaban que eran los tiempos aquellos en que quedaron en decadencia las misiones, y los indios californios se iban extinguiendo a causa de las epidemias según se dijo, y al cambio de cultura, entre otras cosas. El padre Junípero Serra iba abriendo brecha de Baja California Sur rumbo  a la Alta California desde luego, según contaban los mayores después de haber saqueado lo que quedaba en las misiones y también algunos indios californios. Y que sus antepasados, los primero que llegaron a Sudcalifornia, los señores Justo y Josefa Murillo decidieron a aventurarse en busca de una mejor vida.

         Sus tatarabuelos, dice, venían cargados además de sus esperanzas, y su inquebrantable fe por conquistar estas tierras que según se decían eran hostiles y áridas, traían los utensilios necesarios propios de la época para cubrir las mínimas necesidades para la supervivencia...algunos cambios de ropa, un par de mulas, el metate, un comal, semillas, algún dinero y trastes entre otras cosas ya que no podían traer mucho porque la jornada era larga y aventurada y venían a la buena de Dios...sin ninguna prisa...donde caía la noche, ahí parajeaban...así pasaron muchas lunas y soles, y ellos venían un rato caminando y otro rato al trote de las bestias...les tocó ver muchas cosas e injusticias en su camino...varios enfrentamientos de gringos e indios por defender sus tierras, así como vieron cómo los extranjeros los mataban.

         La intrépida pareja Murillo Murillo lograron sobrevivir de milagro escondiéndose aquí y allá sorteando mil peligros así, después de muchos meses de camino Don Justo y Josefa Murillo quienes dejaron hijos y bienes en Norteamérica, llegaron a finales del siglo XVIII, a estas tierras, a un hermoso lugar al que bautizaron como el rancho El Agua Escondida donde se asentaron y es la cuna del apellido Murillo en Sudcalifornia...dice Doña Chabelita que ella guarda todavía el vasito de peltre que trajo de Norteamérica su bisabuela Magdalena Murillo Vejar...continua diciendo Doña Isabel que su bisabuela Magdalena enviudó en Norteamérica, y se vino a estas tierras en busca de sus padres Justo y Josefina...

         Le acompañaron en este viaje sus hijos Guadalupe y Melenciana Vejar Murillo, de 15 años de edad, quién venía de novia con Tomás Murillo quién también les acompañaba. Al igual que sus padres, sufrieron mucho durante el largo viaje. En el rancho El Agua Escondida, se inundó de alegría con la llegada de la familia de Los Murillo Murillo quienes se tuvieron que quedar, porque simplemente no pudieron regresar, y sus abuelos, Melenciana y Tomás se casaron y se fueron a vivir al rancho El Cantil, donde tuvieron varios hijos entre ellos, de donde desciende Doña Chabelita y su esposo y todos los Murillo que habitan estas tierras.

         Sus antepasados, dice, eran unos maestros, enseñaban todas las artes y las buenas costumbres. La gente ni se enfermaba y si acaso era del estómago o cualquier resfriado los que curaban con plantas medicinales del campo, ya que dominaban este conocimiento. Las mujeres trabajaban el rancho y las tierras al igual que el hombre. El rancho,dice, era una escuela de las artes manuales...se hacía hasta el hilo para coser las prendas de vestir, las que también se hacían a mano, mientras que salió la primera máquina de coser al mercado, también se hacían además de sembrar la tierra y todas las labores propias del rancho, curtir cueros, fabricaban calzado hacían jabón, vino, cueras, suaderos, trabajos de herrería, y todos los implementos que el ranchero necesitaba para la supervivencia.

         Fue una infancia muy hermosa la que vivió ella llena de anécdotas y narrativas que hacían la vida del campo muy sana y tranquila. También le contaban sus mayores que el aquel tiempo todavía quedaban indios californios y que en la tinaja de la vieja agarraron a una india la que iba acompañada de una niña pero la mujer murió de coraje y ahí mismo la sepultaron y a la niña india la criaron sus antepasados los Murillo Murillo. Continua diciendo Doña Chabelita que antes llovía mucho y había bastante ganado pero que a partir de la gran sequía de 1933, la que duró siete años, la ganadería y el campo, ha venido a menos, que ella es la menor de doce hermanos, que nació el cuatro de noviembre de 1927, en el rancho La Huertita, que su padre gracias  a Dios aún vive y tiene 105 años, se llama Don Epifanio Lucero Murillo y su mamá se llamó Juanita Lucero Arce. Otro de sus gratos recuerdos es que sus abuelos hacían trastes de barro para el servicio de la casa, era todo un arte este trabajo, y mientras los hacían, les contaban que era la abuela Magdalena le tocó ver cómo se casaban los indios Californios y que lo hacían de esta manera: que hacían un hoyo en la tierra y lo medio calentaban con ramas, metían a la novia cubriéndola de flores silvestres de la cintura para abajo y el novio parado a un lado, y luego bailaban alrededor las tribus y familiares, tocando con cuernos, caracoles, carrizos y tamboriles de cuero y así quedaban casados los antiguos californios quienes eran gentes pacíficas....y así Doña Isabel Lucero pasó de su feliz infancia a su juventud y contrajo matrimonio con el joven Nicanor Murillo Velez, especialista además de todas las labores del rancho en curtir pieles y en preparar gamusas, tejían reatas y hacían bozales, así como suaderos de la estopa del dátil, que fue un hombre muy trabajador y honrado, buen esposo y padre de familia, de quien guarda muy gratos recuerdos y que Dios bendijo su hogar con nueve hijos, Maria de Jesús, Antonio Mario, María, Isidro, Josefina, Eulalia, Maximino, Juan Manuel y Ramona quienes la han inundado de dicha y de muchos descendientes, terminó diciendo la encantadora muchacha de la tercera edad Doña Chabelita Lucero añadiendo que recuerda con cariño al zapatero del Rancho El Pilar, a Don Alberto Gómez, quien hacía bonitos zapatos rechinadores y relucientes en aquella época.


         Con esa mirada y dulce sonrisa que la caracteriza Doña Chabelita continuó diciendo que ella vive muy feliz desde que se casó en el Rancho San Fermín desde donde les manda un saludo a la gran familia de Sudcalifornia especialmente a la juventud, que le echen muchas ganas y que no pierdan el ánimo y el buen camino sobre todo los valores morales; que la vida es muy bonita y que  hay que vivirla, pero bien, con la familia y con los amigos.

lunes, 11 de agosto de 2014

“TERRIBLES APARICIONES Y LAMENTOS EN LA BUENA MUJER”.

·            UN ESCALIOFRIANTE LAMENTO QUE ESTRUJA EL CORAZON Y HIELA LA SANGRE, SE ESCUCHA EN LA BUENA MUJER....QUE PARECE QUE SURGE DEL FONDO DE LA TIERRA Y SUBE POR TODA LA SIERRA “LA PINTADA”, PERDIENDOSE EN EL FIRMAMENTO, DICEN;
·            LOS ANIMALES SALTABAN LOS CORRALES  Y SALIAN DESPAVORIDOS CON LOS OJOS SALTADOS Y LOS PELOS PARADOS,  Y NO REGRESABAN HASTA DE CUATRO DIAS O MAS....PERO LO CURIOSO ES, QUE SOLO SE ESCUCHA A MEDIADOS DEL MES DE MAYO.
·            SALEN DUENDES QUE IMITAN TODO LO QUE LA GENTE DEL RANCHO HIZO DURANTE EL DIA.
·            TAMBIEN SALE UNA MUJER VESTIDA DE BLANCO LLORANDO CON UN PAÑUELO EN LA CARA, QUE SU VESTIDO LARGO HACE RUIDITO AL CAMINAR...Y QUIEN LA MIRA Y ESCUCHA EN MUCHO TIEMPO NO LA PUEDEN OLVIDAR.
·            UN JINETE VESTIDO TODO DE NEGRO MONTADO EN UN BRIOSO Y NEGRO CORCELTAMBIEN SE VE TROTANDO RUMBO AL RANCHO LA BUENA MUJER.
·            SU PADRE, UN DEVOTO DEL ANIMA DEL PURGATORIO LE PRENDIA VELADORAS Y SE APARECIAN DOS MUJERES DE BLANCO HINCADAS REZANDO....LUEGO, ASUSTADO, LAS PRENDIA EN UN CIRUELO EN EL MONTE, Y ALLA SE APARECIAN LAS MUJERES.

Son muchas las terribles cosas que pasan en aquel lugar, lo que fue el rancho La Buena Mujer, ahora La Presa La Buena Mujer...platica espantada con la piel enchinada, al recordar, Doña Cuquita Nuñez, quien vivió por muchos años en ese lugar...dicen que sus antepasados le pusieron ese nombre allá por 1840, porque en la falda de los cerros hay mucha de esa planta medicinal “La buena mujer”, que sirve entre otras cosas para que conciban bebé las mujeres y para curarse problemas del vientre. Que antes era un predio que se llamaba Nuestra Señora del Rosarito, y el señor Talamantes se lo vendió a su tatarabuelo Don Pánfilo Nuñez Luke, y éste le puso así, La Buena Mujer, inspirado en la planta medicinal....

La Buena Mujer fue un rancho muy hermoso dice Doña Cuquita...su infancia la vivió entre sobresaltos y espantos...su padre Don Refugio Nuñez Ojeda, nativo de La Buena Mujer, era de oficio pocero, y su mamá Doña Sara Olachea Martínez, nativa de San Blás. Don Refugio Fue un hombre muy sabio en su oficio, dice, nunca fallaba para encontrar agua, decía él que donde hay un mezquite, o un árbol de Iguajil, donde anidan los cuervos, es seguro que hay agua. Doña Cuquita recuerda con nostalgia a sus dos hermanos Manuel y Gabriela, así como a sus abuelos paternos y maternos además a su bisabuelita la curandera Lugarda Duke Ajuque, quien curaba la rabia, y decía y que Duke y Ajuque, eran apellido indios de los nativos californios. Continua recordando Doña Cuquita que contaban que en la Presa La Buena Mujer hay un entierro muy grande que seguido se miraba arder en aquellos tiempos, buenos sustos que se llevaron. Que don Manuel de Ocio tenía pleito con los Dominicos, y que decían los mayores que traía un gran cargamento de plata y oro y que los seguían, entonces lo sepultó por ese rumbo de la Buena Mujer, pero que nunca se supo si lo sacaron o no.



Que su abuelita, la curandera, murió de 107 años en buena salud....era una vida muy feliz en La Buena Mujer, a pesar de los espantos, pues ya se habían acostumbrados a vivir con ellos. El casco del rancho estana al otro lado del arroyo. Todo lo que es ahora La Presa La Buena Mujer, frente a los cerros de la Sierra La Pintada; nomás caía la tarde y se escuchaba el trajín en la cocina, murmullos, hachando leña en los leñeros, ruidos en los corrales, como si se ensillaran los caballos, en fín, hasta molían café.

Pero lo más escalofriante que los habitantes vivían, y se preparaban durante todo el año para prepararlo, era en el mes de Mayo, a mediados, para ser exactos, con gran temor esperaban esa fecha para vivir la terrible experiencia una vez más la que a través de generaciones se sabía, pero no se sabía el motivo, el por qué sucedía esto, parecía que se desataban todas las fuerzas del mal y se miraban en ese mes todas las apariciones y remataban con el escalofriante lamento, decían los mayores, que salía del fondo de la tierra arropaba todo el rancho, o sea, todo lo que es la presa, y aquel lamento se iba por serranías, rumbo a La Pintada...a los humanos les helaba la sangre y les oprimía el corazón y los animales saltaban las cercas de los corrales espantados perdiéndose en el monte, hasta por más de cuatro días, que regresaban todos sedientos y desmejorados...nunca se supo el misterio de este lamento, que comparándolo con el escalofriante grito de la llorona, éste parece un pequeño susurro.

Dice Doña Cuquita que contaba su bisabuela Lugarda, descendiente de los indios Californios que sus mayores decían que en la fiesta de la “cosecha”, ese misterioso lamento se escuchaba durante la ceremonia, en la que bailaban los indios hasta ocho días, y en el último día, surgía ese lamento que helaba la sangre y oprimía el corazón.


En el libro de Bolton, “Los Confines de la cristiandad”, que el senador de la República, Lic. José Carlos Cota Osuna, me hizo el favor de obsequiarme y el que le agredezco  una vez más, el almirante de Atondo y Antillón, durante su incursión en la península en 1683, en San Isidro presenciaron el 4 de Noviembre del año mencionado una ceremonia de “La cosecha”; y después de describir la crónica de todo el ritual, dice.... “al tercer día se escucho un terrible alarido que hasta se pusieron en armas”....

jueves, 7 de agosto de 2014

“LA TENERIA SUELA VIOSCA, UNA DE LAS PRIMERAS INDUSTRIAS EN LA PAZ... Y DON MIGUEL MIRANDA CASTRO DE 104 AÑOS DE EDAD RETABA AL TIEMPO.”

            Un acontecimiento insólito sucedió en La Paz, fue un sábado de gloria de 1959 con el primer gran incendio de la tenería suela Viosca que rompió el silencio de aquella noche de verano...maderas y laminas crujían...volaban los tibores con químicos y combustibles al cielo...las llamas alcanzaban mas de 30 metros de altura...la gente de los únicos barrios que en ese entonces había, el Esterito, el Choyal, el Centro, Chula Vista, el de la Pedrada, el Panal, el Manglito y Pueblo Nuevo aterrorizados gritaban...!se quema la tenería!...!se va acabar La Paz! Y NO HABIA BOMBEROS EN LA PAZ...estabamos acostumbrados a contemplar de lejos en las noches oscuras y bajo la lapida celeste tachonada de estrellas, los reflejos que causaban cuando se incendiaba la sierra de la Laguna...pasaban los días y de entre los rescoldos de cenizas las llamas surgían nuevamente provocadas por el viento. Hasta una semana duró quemándose aquello...la tenería Suela Viosca fue una importante industria donde se procesaban y exportaban mas de 300 vaquetas diarias y donde laboraban mas de 200 trabajadores, empresa que nació como una pequeña curtiduría de pieles a finales del siglo antepasado, y que fue fundada como empresa familiar por los señores Don Julio y Esteban Beltran...al igual que nació en  el mineral de El Triunfo Don Miguel Miranda Castro el 08 de mayo de 1896...y quien a la edad de 12 años empezó a trabajar de peón de albañil en la construcción de la alta chimenea de 30 metros de altura y quien llegó a ser su administrador hasta la década de los 60, en que terminó operaciones para siempre en el ramo de la vaqueta, quedando en silencio la majestuosa chimenea impregnada de historia.
            Don miguelito estaba predestinado a transcurrir su vida entre altas chimeneas y molinos de viento...aquel 08 de mayo de 1896, época del régimen Porfirista, en el histórico e importante poblado de El Triunfo, antes llamado “Las Casitas”  perfumado a barro y flores del campo en el hogar de Don Bartolo Miranda Real y Amparo Castro Ajuque, se les inundaba el corazón de alegría al escuchar el fuerte llanto del robusto niño que nacía a la vida entre el silbar de la chimenea y trotar de mulas arrastrando carretas cargadas del valioso mineral extraído a las entrañas de la tierra... ante el regocijo de los abuelos maternos y paternos quienes después de terminar la dura jornada diaria de arrancar el oro y la plata de las minas a una profundidad de 25 y 30 millas, esperaban ansiosos la llegada del niño a quien por nombre pusieron Miguel. En La Paz, sus habitantes estaban de plácemes por que disfrutaban del moderno hospital Salvatierra inaugurado en 1890, así como la casa de Gobierno y otros edificios coloniales cuando La Paz era un paraíso en aquel ambiente tropical ya que abundaba entre otras cosas las aves canoras mas hermosas y finas... la curtiduría de don Santiago Viosca, surtía de vaquetas de la mejor calidad las fabricas de calzado de Don Quan Ley Yuen, y Hong-Chong-Tai de nacionalidad china, las que estaban ubicadas en el callejón 21 de agosto y quienes ocupaban 40 trabajadores para la fabricación de calzado para toda la familia. Estaba en su auge el buceo de la perla que le dio renombre a la península de Baja California a nivel Internacional... y en la que se empleaban más de 1000 hombres... buzos de todas partes del mundo llegaban a la bahía de La Paz en busca de las perlas... don Gastón Vivés, los señores Ruffo, Miguel Cornejo, entre otros, eran los principales armadores... la gente vivía en aquel paraíso, de la pesca, agricultura, comercio y ganadería. Y allá en el Triunfo, Miguelito crecía ayudando en las labores propias del rancho, de acuerdo a su edad... y entre aquellas empedradas callecitas de El Triunfo, Miguelito con sus amiguitos de la infancia, jugaba  a las catotas, a bailar el trompo, a volar el papalote y a tocar la flauta entre otros juegos propios de la época.
            Los padres de Miguelito se trasladaron a esta ciudad de La Paz, cuando el niño contaba con escasos 8 años
            La tenería, para ese entonces, dejo de ser una pequeña curtiduría de pieles,  cuyo propietario y fundador era don Esteban Beltran, fundándose en 1902 con chimenea de fierro como una de las industrias mas importantes de La Paz con la sociedad formada por don Santiago Viosca, los señores Rocholl  y Ruffo quienes inyectaron capital extranjero naciendo “Tenería Suela Viosca, S.A.”...donde se procesaban mas de 300 cueros de res diarios, resultando la misma cantidad de la mejor vaqueta que eran exportadas al extranjero, así como empleaban 200 trabajadores que eran el sustento del mismo numero de familias. El trotar de mulas tirando la carreta por aquellas callecitas de La Paz se confundían con el chirriar de rondallas y tambazos jalando agua de los pozos, el tong tong de los molinos de viento y los hachazos partiendo leña...al paso de la carreta, Miguelito miraba con asombro las huertas, los molinos de viento, la hermosa bahía de La Paz inundada de embarcaciones de vela de los pescadores, de las armadas perleras y de vapores europeos que venían en busca de las perlas y de las aves exóticas, entre otros productos propios de la región...hermosos carruajes y carreteles tirados por briosos corceles circulaban por las callecitas de La Paz....aquellos hermosos edificios coloniales...como la Torre Eiffel de Don Miguel Gonzalez y la casa Ruffo importantes comercios edificados desde 1860...así como el palacio municipal y el teatro Juarez que estaba en sus inicios y la parroquia de Nuestra Señora de La Paz lucia una sola Torre en construcción. La familia de don Miguelito se estableció en el barrio el choyal su abuelito don Cornelio tenia una calera, y acostumbraba que de la primera horneada de cal era donar una carreta llena de ese material para la construcción de la parroquia, la que miguelito ayudaba con mucho gusto a transportar a la iglesia al trote de las mulas...su abuelo le contaba que en las casas construidas de piedra que estaban y aun están en la calle Reforma, y en la calle Independencia, botaban las balas de los revolucionarios Orteguistas y Federales que con una polvareda bajaban de la colina de la Cruz y el Cerro de San Juan. Revolución iniciada en 1913 motivada por el asesinato de don Francisco I. Madero y Pino Suárez en Febrero de ese mismo año.
            Miguelito estudio su primaria en la escuela que estaba anexa a la parroquia de Nuestra señora de La Paz...cuando tenia doce años entro a trabajar a la teneria suela Viosca de peón de albañil en la construcción de la chimenea en 1908...el maestro albañil encargado de la obra fue don Librado Gama...Miguelito recuerda claramente las enseñanzas de don Librado, de las técnicas que usaban para la edificación de obras...”mira miguelito”, le decía don Librado cuando estaba construyendo la chimenea, “para que se acuerden de mí, le voy a poner a la chimenea  una hilada de ladrillo negro”. Así mismo le enseñó a cortar y labrar la piedra, a preparar la mezcla; lavaba la arena y la secaba al sol, luego la mezclaba con la cal viva...y en andamios de madera iban dándole altura y forma a la chimenea que durante casi 7 décadas con su alegre pitido era el reloj de los habitantes de La Paz...las calderas tenían que estar encendidas día y noche, así como las carretas cargadas de panocha y cascalote para las tintas del curtido de pieles, y la leña para las calderas tiradas hasta por doce mulas diariamente, surtían de este material la tenería...y Polito Nuñez el fogonero, atizaba las calderas con leña y residuos de cascalote quebrados a mazos para que estuvieran a todo vapor para que pitara muy fuerte y se escuchara en toda La Paz...y los trabajadores con su sombrero de  palma y sus paliacates anudado al cuello salían presurosos de sus hogares, con el rostro lleno de esperanzas rumbo a sus trabajos.
            El joven Miguelito, en su afán de prepararse, estudiaba la escuela nocturna en la 48, trabajaba a la vez que aprendía todos los oficios en la tenería...sus maestros fueron don Domingo Carballo Felix, Ignacio Ramírez, Arturo Oropeza  quienes fueron además sus amigos, así como Don Manuel Gómez Jiménez, de quienes guarda gratos recuerdos. La gente que trabajaba en la tenería suela Viosca, se sentían “DONES”; escupían por un colmillo...ganaban un peso cincuenta diarios, de aquellos pesotes de plata ley 0720  y los administradores hasta 3 cincuenta, lo que les alcanzaba hasta para ayudar a sus padres como era la costumbre, para comprar un corte de tela a su mujer, y pagar la música cada semana que se comían una caguama la que costaba 70 centavos y lo que era motivo  de convivencia familiar y reunión de vecinos. La tenería para su época, no pagaba impuestos pero protegía mucho al trabajador...los patrones daban un trato humanitario a sus empleados...estaban bien organizados, tenían sindicato, su local era donde fue la escuela 48 y ahora se llama Gregorio Torres Quintero, fue construida en la década de los 30, luego fue donado este edificio por don Enrique Ruffo para escuela de los hijos de los trabajadores; asimismo los empleados gozaban de servicio médico en la misma tenería, los que se recuerdan fueron Federico Cota, Olguín, Corres Calderón, quienes recetaban medicamento herbolario y cucharadas ; y por la década de los 40s, también fue medico de la tenería Francisco Cardoza Carballo, enfermeras y parteras. Les daban asimismo, casa a los trabajadores, y buenas casas, construidas de ladrillo y piedra con techo de tejamanil la que pagaban poco a poco de su sueldo, les daban uniforme y en la tenería había tienda de abarrotes a bajo costo para los trabajadores. Recibían su buen aguinaldo y el día del trabajo los patrones, el primero de mayo, lo festejaban en grande con sus trabajadores bajo los frondosos guamúchiles con música y barbacoa...don Arturo C. Nahl, hombre muy apreciado quien fue de los principales en la tenería, impulsó el deporte costeando de su propia bolsa, formando el equipo de béisbol La Novena Suela Viosca que dio fama al territorio de Baja California Sur a nivel nacional. El que trabajaba en la Tenería, tenía las uñas cafeces y  vivía con mucha dignidad nunca pedía prestado ni fiado...la carne costaba 0.25 centavos el kilo, leche 10 centavos litro, la pieza de pan a 3 centavos y ¡y que piecezonas de pan!, azúcar de terrón a cinco centavos el kilo, los huesos de res 3 kilos por diez centavos, el café de grano para tostar, 40 centavos kilo, ese valía caro por que tardaba tiempo en llegar de fuera en los barcos de vela; el pollo, huevo, gallina, verduras y frutas se producían en casa y en las huertas vecinales; el pescado los sacaban en la bahía y hasta lo regalaban y la ropa se producía también en casa, así es que el dinero alcanzaba hasta para ahorrar. Era época de bonanza para todos los habitantes de La Paz...el ranchero y Ganadero eran ricos, ya que por la década de los 30 había mas de 200 mil cabezas de ganado en la península. La tenería en su época, se surtían de cueros de la región,  y de otras partes de la república allí se ve la magnitud de la cantidad de ganado que había que hasta lo exportaban y que llovía bastante, la región de La Paz a decir de los mayores era tropical...la tala indiscriminada de árboles especialmente del palo blanco para el cascalote que producían las tintas para el curtido de pieles, y que eran transportado vía marítima en los barcos los Korrigans, en el Sonorita y el Viosca así como en pangones y desembarcados en el muellecito de madera que estaba ubicado en Bravo y Alvaro Obregón además de la leña para las calderas de las chimeneas de los pueblos mineros, el Triunfo, el boleo, San Antonio, La Paz, El Valle Perdido, entre otras, y el consumo casero ya que no había otro combustible, motivó en gran parte el que este territorio sea desértico y poco a poco se han escaseado las lluvias al ir desapareciendo los árboles. El almacén de acopio de cueros y vaquetas de suela Viosca fue en el antiguo edifico de dos plantas que todavía se enseñorea por el malecón frente al muelle fiscal.
            Entre fumarolas de la chimenea, tintas y cueros, la vida de Don Miguelito transcurrió en aquella Paz de antaño, que a pesar de los movimientos políticos y revolucionarios que se vivían, el espíritu valiente de los sudcalifornianos surgían enfrentando todos los retos que se presentaban, prevaleciendo el romance, la música y el amor por las cosas bellas...y Miguelito como buen jinete que era después de cortarse el cabello con el peluquero José Ramírez que estaba en el callejón 21 de agosto, acicalarse y ponerse su brillantina de fabricación casera, muy perfumado en su caballo “El Rocío”  le llevaba serenata a la luz de la luna a las muchachas acompañado de los trovadores de la época...Ricardo Flores tocaba el violín, los hermanos Toledo con el conjunto musical compuesto de guitarra, del tololoche y del violonchelo...asimismo, en su caballo le encantaba asistir a los bailes que se hacían en el rancho las vinoramas  donde había hermosas mujeres y les cantaba “La del moño colorado”. En esa época, conoció a su esposa, doña Carmen Romero Contreras, triunfeña, quienes después de un tradicional noviazgo se casaron en la parroquia de Nuestra señora de La Paz un 24 de diciembre de 1920. Su hogar fue bendecido con 14 hijos: José Francisco, María del Carmen (Q.E.P.D.), la que falleció y luego nació otra niña y le pusieron María del Carmen, Felipe Neri, Bartolomé, Gilberto, Miguel Angel (Q.E.P.D.), Juan Manuel (Q.E.P.D.), Raúl Octavio, Ricardo, Daniel Alfredo, Gregorio Guadalupe, José Antonio y Marta Elena. Una gran y honorable familia a quienes don Miguelito y su esposa bajo las normas mas estrictas los educaron y con su ejemplar vida hicieron de ellos profesionistas honrados que con su desempeño han contribuido a la educación y desarrollo de Nuestra entidad. Don Miguel Miranda fué socio fundador de la Sociedad Mutualista Unión junto con Miguel Cornejo, José C. Mercado y José Ramírez entre otros... durante toda su vida trabajó únicamente en la tenería suela Viosca. Fue escalando puestos en los diferentes departamentos desde peón de albañil en la construcción de la histórica chimenea cuando solo era un niño de doce años; de machetero y moledor de cascalote para las tintas, en las calderas, de curtidor, fue el químico  por excelencia  que preparaba las tintas de todo el combinado; así como en el proceso de curtido de pieles...dice don Miguelito que los cueros crudos los metían en la cal para tumbarles el pelo, luego los descarnaban quitándoles garra, panza y cachetes; después los pasaban a lavado en las piletas de agua, y luego los  metían en las tintas durante quince días por diferentes etapas según la densidad de las tintas; luego los pasaban a los tambores de quebracho, el que se componía de piloncillo y aceite de motores y de allí pasaban las pieles impregnadas de tintas colgándolas en los secadores donde había sistema de calefacción con lámpara de petróleo, para evitar la humedad ya que la lluvia era el peor enemigo por que se batallaba para el secado de las vaquetas. En las instalaciones había sistema de drenaje que desembocaba los desechos en el arroyo del palo. Al término de la guerra de Estados Unidos a Japón en el año del 45, el negocio decayó; escaseó la materia prima que eran las pieles y el cascalote ya que se exportaban mas de 300 vaquetas diarias y el gerente de esa época Don Isidro Isaís viajaba por toda la República Mexicana y hasta Argentina consiguiendo cueros, los que eran transportados en los barcos el Viosca y el Sonorita.
            Varias veces don Miguelito cayó por accidente en las pilas llenas de tinta y quebracho...don Miguel Miranda llegó a ser el administrador de la teneria Suela Viosca, era un maestro por excelencia dice don Francisco García de la Garza y añade que venían personas de Europa, Estados Unidos y del interior de la República a que les enseñara el arte y las técnicas de curtido en pieles. Don Miguel fue un magnifico empleado, que se distinguió siempre por su honradez, lealtad, eficiencia y don de gente. Don Miguel Miranda fue el primer forjador homenajeado por el grupo Madrugadores de La Paz en la década de los 80 rindiéndole así un merecido homenaje por su esfuerzo. Después del histórico incendio de la tenería en 1958, ésta la compro el señor Francisco García Quintanilla, la que estuvo operando con producción en menor escala hasta la década de los 60, quedando en silencio para siempre la alta e histórica chimenea, que de ninguna manera el INAH  debe permitir que sea derrumbada sino que, por el contrario procurar su restauración y protegerla, ya que en el ultimo temblor de 1995 se levantaron algunos ladrillos de su extremo superior. A causa de que se quemo la tenería, hubo bomberos en La Paz y su precursor fue don Norbert Hannell pero eso ya es otra historia.
            ...La chimenea, impregnada del pasado...se yergue silenciosa al igual que don Miguelito Miranda quien en la tranquilidad de su hogar al amparo de hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, nueras y yernos, a sus 104 años de edad, viudo desde 1987, continua retando al tiempo, ante el regocijo de sus hijos que le festejaron sus 103 años el anterior 08 de mayo con una piñata y que don Miguelito se sintió como un travieso niño dándole de  palos, diciendo muy contento “YO CUMPLO 90 AÑOS, LOS DEMAS SE LOS REGALO”.
            La Tenería Suela Viosca fue una importante industria y principal fuente de trabajo que dio impulso al desarrollo de Sudcalifornia…Don Miguelito acudió al llamado del Señor a la edad de 106 años…y la chimenea de la tenería Suela Viosca continúa silenciosa retando al tiempo.