miércoles, 26 de noviembre de 2014

“AMERITADO MAESTRO...DON ALEJANDRO MEZA LEON...SUDCALIFORNIANIO ILUSTRE”.


            Fue por la década de los 70, en el Teatro Constitución de recuerdos no gratos para los sudcalifornianos...Don Alejandro Meza león interpretaba al piano una hermosa melodía, le acompañaba su inseparable esposa, Doña Concepción Rivadeneyra Diggs, el Teatro parecía que se iba a venir a bajo por los nutridos aplausos...además del público, estaba la plana mayor de funcionarios y en primera fila estaba sentado un señor, embargado por la emoción del momento, quien de pronto, de un salto subió al templete, y la gente gritaba jubilosa...Don Alejandro, discretamente le preguntó a su esposa... ¿Quién es?, contestándole ella susurrante “Es el maestro Peláez”. Su invidencia no fue obstáculo para que el maestro Meza León se levantara del piano, abrazó y tomó a Don Luis Peláez, artista de gran prestigio, compositor  y maestro de música; lo sentó al piano y el maestro Peláez ejecutó magistralmente las obras de los grandes de la música, Chopin, Beethoven, entre otros...el público quedó en silencio, extasiado por la maravillosa ejecución del maestro Peláez que ni el zumbar de una mosca se escuchaba.

            En el pintoresco e histórico pueblo minero de San Antonio, fundado en 1756, por el primer explotador de sus filones de oro y plata, Don Manuel de Ocio, el profesor Alejandro Meza León vio la luz primera el 03 de Noviembre de 1898. Fueron sus padres los señores Don José de La Luz Meza y Doña Victoria León; siendo el menor de trece hijos destacando entre los hermanos de Don Alejandro, Don Carlos Meza León que fue uno de los primeros profesionistas que tuvo el territorio de Baja California Sur; fue abogado y profesor. Así como Don Félix, que ejerció el periodismo en la Ciudad de México durante largos años en el periódico “El nacional”, también fue militar de profesión, alcanzando el grado de Coronel y jefe de la policía de Tabasco. Don Pedro, se distinguió como industrial y Don Ignacio fue un ingeniero de prestigio, quien falleció en 1918 cuando la influenza española, gran epidemia que azotó la península de Baja California Sur y murió mucha gente.

            Con el afán de la superación y de un mejor futuro para su familia, Don José de La Luz y Doña Victoria acompañados de sus hijos, abandonaron  el terruño peninsular y se trasladaron a la Ciudad de México, cuando Alejandro tenía escasos seis meses de edad en ese año del siglo pasado...época de vergonzosas concesiones extranjeras en los tiempos del porfiriato de tristes recuerdos...de la explotación de los recursos de sudcalifornia, devastación de sus mares y sus montes...los pueblos mineros estaban en su auge, como Santa Rosalía, San Antonio y El Triunfo  y todas sus riquezas se iban al extranjero sin pagar impuestos al territorio, quedando sus tierras impregnadas de arsénicos y otros contaminantes hasta la fecha. Establecidos en México, la familia Meza León, la vida siguió su curso y Alejandro sufrió una grave enfermedad virulenta, la meningitis, cuando tenía cinco añitos; y a consecuencia de ésta, perdió la vista, quedando sus ojos completamente quemados.

Por motivo de su ceguera, Alejandro ingresó en la Escuela Nacional de Ciegos donde cursó la primaria, y siendo un adolescente se destacó notablemente en la música, habiéndose graduado como compositor y pianistas bajo la dirección de los prestigiados maestros Manuel Ponce y Manuel M. Bermejo, egresando del Conservatorio Nacional de Música. El invidente, Don Alejandro, fundó y dirigió el Instituto Nacional de Rehabilitación para Ciegos en la capital del país. Fue autor de numerosas piezas musicales y concertista de piano en diversas ciudades de América. Habiendo actuado en el Carneggie Hall de Nueva York y en lugares muy destacados del centro de Sudamérica. Posteriormente dio recitales en la Casa de la UNESCO en París invitado especialmente por el gran literario Don Jaime Torres Bodet cuando era director de ese organismo internacional.

            Sus composiciones musicales fueron sinfónicas y también escribió música popular en 1947. Participó en un concurso convocado por la Educación Pública habiendo obtenido el primer lugar con la marcha sinfónica “Los niños héroes de Chapultepec”. En el año de 1943 Don Alejandro Meza León contrajo nupcias con la Señorita Concepción Rivadeneyra Diggs virtuosa mujer de cualidades extraordinarias, de quién el maestro expresó “Con ella se inició la etapa más brillante de mi vida, fue el factor más decisivo en mi carrera social, profesional y artística. Compuso para la celebración de su boda, su propia marcha nupcial; y su esposa fue fuente de su inspiración a quien le compuso “princesita”, entre otras. Debido a su destacada personalidad y su dedicación, el profesor Alejandro Meza León fue becado para efectuar estudios en el New York Institute For The Blerd sobre los problemas relacionados con la ceguera, ciencia a la que denominó “TRIFLOLOGIA”, como experto en el sistema Braile, en el año de 1953, fue invitado por la UNESCO para participar en la conferencia internacional para la unificación de dicho sistema. Conferencia que dictó magistralmente siendo designado vicepresidente del Consejo Mundial de Ciegos.

            El maestro Meza León impartió la cátedra sobre el sistema Braile desde 1944 hasta 1968 en la Escuela Normal de Urbanización de la Ciudad de México, contándose entre las numerosas generaciones de alumnos que tuvo a su cargo a Don Antonio Martínez Suarez, quien después fue un revolucionario zapatista;  y durante 33 años dio clases de solfeo y canto de piano en la Escuela Nacional para Ciegos. Después de toda una vida dedicada al arte, la enseñanza y la cultura, Don Alejandro Meza León solicitó y obtuvo en el año de 1968 la jubilación. Falleció en la Ciudad de México el 10 de Enero de 1971. Sus restos mortales duermen el sueño eterno en el panteón francés en la colonia Legaria, en la misma Ciudad. En San Antonio, lugar de su nacimiento, en un lugar enclavado en el corazón de la montaña, Cañada de Santa Cruz está la escuela secundaria que honrosamente lleva el nombre de un sudcaliforniano ilustre,  don Alejandro Meza León.

“…Por el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”



lunes, 24 de noviembre de 2014

LA DAMIANA ES SUDCALIFORNIANA.....PORTENTOSO REGALO DE LA NATURALEZA.

Es lamentable que esta portentosa planta de la damiana, la estén depredando despiadadamente. Así lo denuncian habitantes de las comunidades rurales, donde crece la damiana en abundancia, así como el orégano. Si no le ponen remedio a esta depredación, corre el riesgo de desaparecer del suelo sudcaliforniano entre una variedad de plantas medicinales, como la gobernadora, la jojoba, entre otras. Ojala que las autoridades competentes tomen las medidas necesarias y orienten a la gente del campo como deben de cortar la damiana, y aprovechar este recurso en su propio beneficio, sin que tengan que acabar con ella.

El exquisito y relajante aroma a damiana en flor acariciaban nuestra nariz a la vera del camino, donde custodiada como reina, por una mata de corcho o colorinas, un casalochuzo, un palo zorrillo, y una mata de lomboy, estaban unas hermosas mata de damiana que nos cautivo con el perfume de sus anaranjadas florecitas salpicadas por la lluvia, aquella preciosa tarde de negros nubarrones camino rumbo al rancho “El Mequital del Coyote”, (San Ramón) propiedad del doctor Benjamin Elías Andrade Lizarraga. Disfrutando de su grata compañía y amena charla, así como de la de su esposa Aurelia e hijos, entre anécdotas del digno ranchero sudcaliforniano y bellos recuerdos  compartidos de nuestras abuelas, enmarcados con el chipi chipi de la pertinaz llovizna, el campo perfumado vestido de verdes y floridos ropajes, al fin llegamos al rancho donde el aguacero se soltó a raudales.

Guarecidos bajo el techumbre de palma de los amplios corredores, del alto edificio de rojo ladrillo  de estructura  estilo californiano, paladeábamos una tasa de aromático té de damiana acompañadas de tortillas de harina con machaca machucada en la piedra, así como de queso de chiva, el tema desde luego entre otras cosas fue la damiana, y recordar las recetas de los antiguos. Los niños con sumo interés escuchaban la conversación, al igual que nosotros cuando fuimos niños.

Los antiguos californios legítimos pobladores de estas tierras, seguramente que dieron buen uso de la afrodisiaca damiana, y conocían sus propiedades curativas, ya que ellos eran incansables caminantes; al venado y al borrego cimarrón lo seguían hasta que lo cazaban, además eran recolectores de raíces y frutos silvestres, así como pescadores, y los nativos del sur tenian varias mujeres, forzosamente debían usar damiana para vigorizarse amen de otras propiedades curativas. En la época de las perlas los buzos de las armadas usaban la damiana como vigorizante y revitalizador, ya que las aguas del golfo entre más profundas son más frías, y  tenían que buscar la madre perla por horas en el fondo del mar. En su equipo no debía faltar el concentrado de damiana para reconstituirse, para los trabajos pesados como la minería, también los mineros se vigorizaban con su té de damiana.

En tiempos de la colonia, así como en Europa usaban el té negro, aquí en los ranchos sudcalifornianos es clásico el té de damiana acompañado con gorditas de masa  de maíz, chimangos  o gorditas de harina con panocha y queso. El té de damiana era una tradición entre las familias paceñas. Al ranchero sudcalirfoniano la esposa lo conciente  con su té de damiana cuando regresaba cansado después de largas caminatas en busca del ganado, el que a veces no estaba bien comido a causa de sequías, y se quedaban pegados los pares; entonces el ranchero tenia que caminar largas jornadas para ayudar al ganado dándole té de epazote para que pudiera parir, y ellos a su vez se tomaban su concentrado de damiana para resistir el cansancio.

En tiempos de secas cuando no existía el mascarrote ni el concentrado y había que mantener al ganado con viznaga, cholla, cardones y con lo que tenían a la mano, el ranchero pasaba un trabajo agotador cortando con todo arte la cholla y la viznaga que no llevara puntas que pudiera afectar el ganado.

Cuando por las noches a veces acompañado por su mujer e hijos con hachones encendidos se alumbraba, serruchaban en el monte para cortar la rama seguida por la manada de animales quienes iban comiendo lo que a su paso les iban cortando. !Que espectáculo tan bonito se vería en aquellas épocas malas del sufrido ranchero sudcaliforniano, pero que contaba con afrodisiaca damiana para fortalecerse.

Como olvidar aquellas tardes lluviosas alrededor de las hornillas entre las naguas de los mayores quienes a la luz de los faroles contaban cosas tan maravillosas de cuentos de piratas, tesoros, espantos  y costumbres familiares, donde siempre hervía el jarro de los remedios de la abuela, y saboreando el té de damiana o café prieto endulzado con panocha acompañado de galletas marineras, decían  que la damiana tiene grandes propiedades curativas para todos los padecimientos originados por debilidad nerviosa, enfermedades de la vejiga y sobre todo de los órganos sexuales, especialmente esterilidad en la mujer, impotencia en el hombre producida por  excesos. Estas plantas decían, es de gran utilidad para combatir  la espermatonea, orquitis, nefritis, diabetes y afecciones cardiacas.

La damiana tonifica el cerebro y posee propiedades afrodiciacas, así decía mi abuelita, la recomiendan a mujeres estériles y hombres impotentes por su gran concentrado de vitamina E, así como evita los efectos nocivos del tabaco sobre el pulmón. Existían viejecitos que llegaban a los cien años, y según ellos, se debe su longevidad a que toda su vida han tomado el te de damiana con panocha.

En el rancho San Ramón, ahora el Mezquital del Coyote, el agua de la lluvia caía a cantaros sobre el techado formando arroyuelos en el suelo, lo relámpagos iluminaban el cielo y los sapos y ranas croaban....en la encalada hornilla crepitaban los tizones encendidos...la niña pregunto ?que es impotencia sexual tía melita? Todo a su tiempo no esta usted para saberlo muchacha preguntona. Así decía mi abuelita.

La damiana la recetaba la abuela para la impotencia sexual y todas las enfermedades mencionadas de la siguiente manera: en el jarro de los remedios ponía un cuarto de litro de agua, y cuando esta estaba en ebullición le ponía una cucharadita de hojas de damiana y otra cucharadita de gobernadora le agregaba cinco hojas de naranjo y la dejaba hervir dos minutos, luego la dejaba entibiar tapando y se tomaba sin endulzar una vez en ayunas y otra al acostarse, por largo tiempo hasta que se vieran los efectos los que eran lentos pero seguros. Decía ella que las mujeres parían muchos hijos porque los órganos estaban vitalizados con damiana. Con razón en aquel tiempo había mujeres que  hasta los cuarenta y cincuenta años todavía parían, tenían de 20, 18, 16, 14, 12, 10 y 9 hijos, las familias eran numerosas porque las parejas tomaban su té de damiana. Eran otros tiempos.

El tradicional té de damiana acostumbrado en la cena, la abuelita lo hacia poniendo un litro de agua en la olla o jarro, y cuando estaba hirviendo, le echaba un puñito de damiana, lo que agarraba con los cinco dedos, lo tapaba, y lo sacaba de la lumbre para que no hirviera la damiana, lo endulzaba con panocha, y lo acompañábamos con tortillas de harina,  machaca de burro cuando había, o con queso.  En el armario de la abuelita siempre tenia un garrafón de cuatro litros de aquellos de vidrio verde con una orejita, con vino de uva de la región, del que hacían por el norte,  retacado de damiana machacada con todo y flor, decía  ella que era eficaz medicina para la impotencia y la esterilidad, que levantaba a un muerto; que  se tomaba una copita en ayunas de ese vino fermentado en damiana,  y sabia exquisito, al tiempo un muchachero tenían las mujeres.

Gracias al industrioso Don Julio Gómez Ritchie, la damiana tiene fama mundial, internacionalmente, es sudcaliforniana. El invento el licor de damiana, daba trabajo a muchas familias, contribuyendo al desarrollo y engrandecimiento de nuestra prodigiosa tierra peninsular.

La lluvia empezó a amainar, y el airecillo arranco el perfume a las flores del campo imponiéndose el de orégano y damiana además de la tierra entre otros aromas, las aguas corrían caudalosas en los arroyos llenos de gozo salimos a disfrutar esos maravillosos momentos de la naturaleza que fortalecen el espíritu. De pronto el perro boxer que también nos acompañaba empezó a ladrar llamando nuestra atención; las aguas arrastraban un indefenso guitlacoche el que los niños restablecieran para luego regresarlo a su hábitat, bajo la lapida celeste tachonada de estrellas iniciamos el regreso a casa entre aquellos aromas a damiana y demás flores del campo, canto de grillos y croar de sapos y ranas.

LA DAMIANA, ES SUDCALIFORNIANA.... no en toda parte abunda; no se debe permitir su extinción. Con la debida orientación de parte de  autoridades competentes en la materia, pudieran hacerse industrias familiares con la damiana, y demás plantas medicinales y beneficiarse la gente del campo.



“…Por el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”