miércoles, 25 de noviembre de 2015

CON LOS PELOS DE PUNTA.

LA CUEVA DEL CERRO FRENTE AL PATEON Y EL HOMBRE DE NEGRO”.

POR MANUELITA LIZARRAGA.

·        ERA TANTO EL ESPANTO QUE SENTIAMOS LOS NIÑOS DE AQUEL TIEMPO CUANDO IBAMOS AL PANTEON, Y QUEDABAMOS CON EL CUELLO TORCIDO POR TANTO VOLTEAR HACIA A CUEVA DEL CERRO DE LA CRUZ, NO FUERA A SER QUE SE APARECIERA EL HOMBRE DE NEGRO, O ESCUCHARAMOS EL GRITO DE AGONIA DE LA NIÑA QUE AHÍ MATARON, DIJO DOÑA TRINI BELTRAN DEL BARRO EL CHOYAL.
·        EN AQUELLA EPOCA ERAN TANTOS LOS ESPANTADOS EN LA CUEVA DEL CERRO FRENTE AL PANTEON, QUE CUENTAN LOS MAYORES QUE HASTA UN SACERDOTE TUVO QUE SUBIR A BENDECIR Y PLASMAR DENTRO DE LA CUEVA UNA GRAN CRUZ DE CAL Y YESO, PERO QUE DE TODOS MODOS A TRAVES DE LOS AÑOS, HAN SEGUIDO ESPANTANDO.


Cuentan los mayores que a través de los años en la cueva del cerro de la cruz, frente al panteón son muchas las cosas raras que se han visto y escuchado, por distintas personas que han quedado con los pelos de punta al tener la mala suerte de vivir una experiencia al parecer sobrenatural. Y la hermosa muchacha de ayer y de hoy, Doña Trini Beltrán Martínez, dice que cuando era una traviesa e inquieta niña de escasos diez años, asustaban mucho en el cerro de la cruz, desde la época de sus abuelos, quienes sabían la historia de por qué espantaban en esa cueva, y sus mayores entre muchas otras personas habían vivido esas macabras y tormentosas apariciones: UN HOMBRE DE NEGRO ENTRANDO A LA CUEVA Y SE ESCUCHABA EL LLANTO LASTIMERODE UNA NIÑA.

Dice Doña Trini que le contaba su abuelita que en esa cueva en tiempos pasados vivió una mujer muy trabajadora, al parecer, de los primeros habitantes de estas tierras, y su hija de ecazos ocho años, que bajaban las dos al pueblo, la madre a trabajar, y pues se tenía que traer la niña; pero que una vez, Clotilde, nombre de la niña, enfermó de algo muy extraño, y fue necesario que se quedara en la cueva. Que al caer la tarde, al regresar la madre, de la que no recuerda el nombre, encontró a la niña ¡muerta!, la habían violado y estrangulado. Tragándose su impotencia y su dolor que le desgarraba el alma, la pobre mujer sepultó ahí mismo a la niña, y con la reciedumbre y valentía que distingue a las mujeres de estas tierras se quedó en la cueva al acecho…que pensó que el asesino quizás debía andar cerca.

Como una bestia herida la atribulada mujer esperó pacientemente toda la noche en la oscuridad de la cueva, y estuvo al acecho…y en la madrugada escuchó pisadas alrededor de la cueva, y se quedó estática, no se movió esperando…de pronto, con mucha cautela fue entrando poco a poco un hombre largo, de negro vestido, y la mujer con una rapidez asombrosa lo lazó con una reata, y le cayó encima como leona embravecida, lo maniató dejándolo inmovilizado, lo martirizó hasta hacerlo confesar su brutal crimen.

Cuentan que se escuchaban tremendos alaridos de muerte en la cueva del cerro de la cruz. Luego entonces la brava mujer le cortó sus partes nobles y esperó a que se desangrara hasta verlo morir, después lo sepultó ahí mismo en la cueva, de la que salió sin voltear atrás…de ella no se supo nunca más, se perdió en el tiempo y el olvido.

Pero lo malo empezó después, al paso del tiempo, la gente que iba por aquellos rumbos, entre humaredas de las ladrilleras se empezaron a espantar…escuchaban el lastimero llanto de una niña, el que el viento lo llevaba por serranías, porque según se dice cuando esto pasó el panteón todavía no estaba y luego, que también se escuchaba el desgarrador grito de un hombre de negro entrando a la cueva…así estuvo por mucho tiempo que la gente ya no quería pasar por ahí hasta que tuvo que intervenir un padrecito de aquella época quien subió a la cueva de la colina, frente al panteón, la bendijo y plasmó una gran cruz de cal y yeso.


Y se dice que desde entonces, le empezaron a decir la cueva de la cruz y que hasta la fecha según todavía está esa cueva en el cerro frente al panteón con su cruz y sus espantos; dijo Doña Trini quien al recordar todavía se le ponen los pelos de punta.


…por las dudas, cuando vayas rumbo al panteón vete mirando de frente, no vaya a ser que de repente escuches el llanto de una niña y veas al hombre de negro y te quedes con el cuello torcido y los pelos de punta…