viernes, 24 de febrero de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“LA MUJER DE NEGRO...Y EL VESTIDO DE NOVIA...EN UNA NOCHE DE CARNAVAL”.



            Este tenebroso e insólito hecho sucedió en la plazuela de antaño, o Jardín Velasco...fue por la década de los 60 del siglo pasado...Febrero de 1959, para ser exactos...era aquella Paz del romance, de serenatas a la luz de la luna, y de huertos perfumados a flores y azahares...estaba en su auge el algodón y la espiga dorada del trigo en el Valle de Santo Domingo...tiempos de jauja en La Paz...hasta nos andábamos riendo solos...todavía nos conocíamos todos y era una costumbre el saludo a las personas que iban pasando por la calle...era una noche de plenilunio...fría noche de carnaval, de aquellos, en que abundaba la alegría, las mascaritas, cascarones y serpentinas...las orquestas del momento de Don Luis Gonzalez y Rafael Castro así como la Banda de Sinaloa amenizaban el gran baile frente al antiguo palacio de gobierno, en el Jardín Velasco...entre fumarolas y aromas a tabaco,  otros perfumes y los ruidos propios del carnaval, el alegre taconeo se escuchaba de la gente que se divertía sanamente al compás de las notas musicales dándole vuelo a las almidonadas crinolinas y las colas de caballo, arrullados por la luz de la Luna, moda de aquellos tiempos.

            Eran las dos de la madrugada de aquella noche invernal...el joven taxista Manuel Salvador Villalobos, no se imaginaba la espeluznante experiencia que viviría esa noche de carnaval...estaba extenuado pero muy contento de tanto bailar en aquella noche maravillosa de frenesí...de pronto, sintió ganas de saborear un exquisito y calientito menudo, y entre codazos y empujones se abrió paso entre aquel gentío que gozosos bailaban y se dirigió al restaurante ‘Mi preferida”, de Doña Pachita Díaz de Espíndola, de gratos recuerdos el que estaba ubicado donde ahora es el Edificio Armenta, el joven se sentó y pidió un plato de menudo...en esas estaba, dándole gusto al paladar, cuando llegó un señor a solicitarle un “corte”, que lo llevara al mirador, donde es ahora la Colina de La Cruz. El mirador era un lugar, lo que viene siendo ahora El ranchito. Don Manuel Salvador, quien se distinguía por su profesionalismo y trato al cliente, llevó al señor al lugar que le solicitaba. Cuando venía de regreso, por donde estaba el letrero “la flecha indica”, frente al panteón, estaba haciéndole la parada una esbelta mujer ataviada toda de largos ropajes negros y se cubría el rostro  con un rebozo negro también. Eran altas horas de la madrugada...el viento helado de “febrero loco” mecía los pinos y demás árboles del panteón perdiéndose entre los mausoleos los ruidos que parecían lamentos...

            ...Los perros aullaban lastimeramente, la Luna se ocultaba entre una nube como no queriendo ser testigo de lo que iba a suceder. El valeroso chofer, muy solícito estacionó el taxi y la mujer de negro, ocultando el rostro, subió a él...ya dentro  del vehículo, la misteriosa mujer le dio un papel escrito al chofer indicando la dirección y decía “Lléveme por favor a Escuela 27 y Aquiles Serdán” así se llamó en la antigüedad la Escuela Allende. Manuel Salvador, chiflando de contento, porque la distancia era lejos,  y sacaría un buen “jale” enfiló a la dirección mencionada...el muchacho, de vez en cuando, miraba receloso por el retrovisor tratando de ver el rostro de la muchacha...pero sus ojos se encontraban entre un envoltorio negro en la cabeza y el rostro, con una mirada cargada de tristeza que le penetraba hasta el fondo del alma...al fin llegaron a la dirección mencionada...era una casa antigua de ladrillo. La joven, con su blanca mano, le hizo señas que la esperara, luego, bajo y se metió a dicha casa...pasó un buen rato, treinta minutos, quizás más. De pronto, ante la sorpresa de Manuel Salvador, quien arrellanado  y somnoliento cómodamente se encontraba esperando en el taxi, a esas horas de la madrugada, la joven quien bajó ataviada de negro, regresó vestida de novia, con el rostro cubierto por el velo, portando su ramo, y arrastrando una larga cola...ésta se subió nuevamente al vehículo despidiendo exquisitos aromas a “huele de noche” y otras flores.

            La joven vestida de novia, ya dentro del vehículo, le dio otra vez una nota escrita indicando que la llevara “La colonia de Los San Juanes”. Aun así, esto no llamó la atención de Manuel Salvador, porque pensó que era normal que la llevara por el rumbo de donde la había levantado. En aquella madrugada carnavalera, el caserío  como sombras fantasmales iban quedando atrás... el taxi de Don Manuel recorría presuroso inundado de aquel perfume a Huele de noche con su tétrica pasajera ataviada de albos ropajes por las calles de aquella Paz dormida...al fin llegaron frente al panteón, y la misteriosa novia bajó del taxi, y sin emitir una sola palabra durante todo el trayecto extendió la enguantada y fina mano, y le dio otra noche al chofer que decía “cóbrele por favor el servicio a mi padre, llévele esta nota”.; y muy campante la mujer se metió al panteón abriéndose las puertas como por arte de magia a su paso, rechinando lúgubremente los goznes de las misma.

            Ni así, Manuel Salvador sintió miedo ni recelo alguno, entre aquel aroma a barro de las ladrilleras de los industriosos yaquis del Esterito, somnoliento emprendió el camino de regreso a su hogar, pensando que más tarde pasaría cobrar su trabajo porque ya los ojos se le cerraban de sueño y no le pareció prudente levantar gente a esa hora nada más para cobrar el corte.
            Después de un reparador sueño, a buena hora, el taxista fue a la dirección indicada a llevarle el recado al papá de la mujer de negro y que luego se vistió de novia...llegó a la casa mencionada, y salió la señora diciéndole que no habían solicitado ningún servicio de taxi...ando buscando al señor fulano de tal, dijo él, le vengo a traer este recado de parte de su hija.  Salió el señor, el chofer le entregó la nota y al verla, éste palideció al tiempo que leía incrédulo aquel papel  que decía “PAPA, PAGALE AL SEÑOR EL SERVICIO POR FAVOR, GRACIAS, TU HIJA CARMEN” aquel hombre no podía creer lo que estaba leyendo, sus ojos parecía que se le iban a salir de las órbitas...temblando todo, se soltó llorando al tiempo que exclamaba “!No puede ser, no puedo creer lo que estoy leyendo, pero si es la letra y la firma de mi hija Carmen!”, “!Pero que pasa!” dijo el chofer, sin comprender todavía lo que sucedía, diciéndole a los señores todo el servicio que le dio a  la joven de negro, y que luego se vistió de novia. Al escuchar esto, la madre, como desesperada metiéndose dentro de la casa, y saliendo al instante espantada bañada en llanto, gritaba “!El vestido de novia no está en el ropero, mi hija Carmen vino por él!”. Aún así, el taxista no comprendía lo que pasaba...entonces, el padre muy compungido, quien estaba vencido por el dolor, apenas pudo musitar...”Es que mi hija Carmen murió hace quince días, estaba a punto de casarse, y una mujer le quitó el novio a ésta y la dejó plantada; ella no pudo soportar la pena, y se suicidó”. El taxista quedó clavado en el suelo de la impresión...no daba crédito a lo que estaba escuchando y a la macabra experiencia que había vivido esa noche de carnaval.

            ...por las polvorientas calles de aquella Paz dormida...noche de Carnaval...el taxi de Don Manuel Salvador transitaba con su fantasmal pasajera a altas horas de la madrugada...

            Este macabro suceso lo vivió el señor mencionado, quien vive en Ciudad Insurgentes, Municipio de Comondú, y se lo narró al señor Manuel Hoyo Arana.

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LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA.

Antecedentes al mandato de Francisco Indalecio Madero.

       El antecedente inmediato anterior al periodo de Francisco I. Madero (1910 – 1913) fue sin duda el “Porfiriato”, llamado así a un amplio periodo de nuestra historia comprendido entre los años de 1877 a 1910, tiempo durante el cual el General Don Porfirio Díaz, mantuvo el control total del poder en México.

        Porfirio Díaz  tuvo su aparición pública en las elecciones presidenciales para el  periodo 1871 – 1875; Porfirio Díaz fue motivado a “jugar” en las elecciones por muchos de sus amigos y de su hermano Félix Díaz, que en esa época era Gobernador de Oaxaca. Este personaje tomó mucha fuerza con las múltiples batallas ganadas que había acumulado en su vida militar y por sus facultades de organizador y administrador, y por su honradez en el manejo de los fondos de su ejército, que terminó cuando Don Benito Juárez, el 15 de Junio de 1865 al restaurar la República ordenó, por cuestiones económicas, el recorte humano al ejército militar, quedando solamente 20 000 efectivos. Porfirio Díaz después de este acto, se retiró a la vida privada en su Hacienda de La Noria (Oaxaca).

En dichas elecciones, hecho el conteo de los votos, se comprobó que ninguno de los candidatos había obtenido mayoría absoluta; por los cual, le correspondió al Congreso de la Unión designar al presidente, siendo la decisión favorable a Don Benito Juárez, quién debía continuar en el poder por cuarta vez, durante el ya mencionado periodo. Esta declaratoria fue considerada como un fraude por los porfiristas y los más exaltados se lanzaron a la lucha.


Porfirio Díaz permanecía retirado en su Hacienda, pero su hermano Félix Díaz lo impulsa a rebelarse y proclama el Plan de La Noria (Noviembre de 1871), en el que propone la suspensión del orden constitucional y que al triunfar el movimiento se nombre un presidente provisional.

Los porfiristas vencidos.

       El general Alatorre derrotó a los sublevados y se apoderó de Oaxaca (Diciembre de 1871) muriendo Félix Díaz en Pochutla, (Oaxaca).

Sebastián Lerdo de Tejada.

       El 18 de julio de 1872 fallece por un mal cardiaco el presidente de la República Don Benito Juárez, subiendo al poder Don Sebastián Lerdo de Tejada.  En ese mismo año se celebraron elecciones, resultando elegido como Presidente de La República para el cuatrienio 1872 – 1876, por mayoría de votos Don Sebastián Lerdo de Tejada, en tanto que su competidor, Porfirio Díaz, apenas obtuvo una minoría.

       Al acercarse el fin del periodo constitucional de Lerdo, sus partidarios iniciaron trabajos para reelegirlo, lo cual produjo descontento en el país.
      
       Este acto hizo renacer la popularidad de Don Porfirio Díaz y en Enero de 1876 se redactó el Plan de Tuxtepec donde se desconocía a Lerdo de Tejada como presidente, aunque reconociendo la Constitución y las Leyes de Reforma y se proclamaba jefe del movimiento al General Porfirio Díaz. El Plan fue secundado por el General Fidencio Hernández quien don 2 000 indios serranos se apoderó de la ciudad de Oaxaca y en tanto el General Juan N. Méndez se sublevó en la Sierra de Puebla.

       Y no obstante que las fuerzas federales obtuvieron algunos triunfos sobre los rebeldes, la opinión era desfavorable al gobierno (a la idea de la reelección), y la revolución tomó incremento…Por los tiempos que estamos viviendo se añora al apóstol de la democracia…ojalá que las nuevas generaciones incursionen en nuestra historia de México…


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LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“DON FRANCISCO INDALECIO MADERO GONZALEZ...A 144 ANIVERSARIO DE SU NATALICIO...Y LA REVOLUCION EN MEXICO”.
  • 22 DE FEBRERO DE 1913...104 ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO 





            Los espíritus más fuertes y eminentes se han asombrado hasta el éxtasis de la ideal perfección de Don Francisco I. Madero. Es el hombre que se atrevió a romper las férreas ataduras del “porfirismo”. Tanto más fuerte cuánto que por su apariencia eran los lazos de felicidad de paz y de concordia que unían al pueblo mexicano. ¡Hay del que intentara tocarlos siquiera! Su vida fue breve pero fecunda en beneficio del pueblo de México. Don Francisco I. Madero vivió escasamente 40 años. Nació el 30 de octubre de 1873 en Parras de La Fuente, Coahuila. Sus padres fueron el opulento capitalista Don Francisco Madero y Doña Mercedes Gonzalez. Realizó su educación primaria y algunos más en el lugar de su nacimiento con los jesuitas de Saltillo; permaneció otro tiempo en Valtimore, Estados Unidos; y luego, cinco años en el Liceo de Versalles, Francia, continuando después en la misma nación para asistir a la escuela de altos estudios comerciales hasta terminarla. Recorrió las principales naciones de Europa y regresó a Norteamérica donde estudió en la Ciudad de Carolina el idioma Inglés. Tenía entonces apenas 20 años. Volvió al lado de su familia empezando a desarrollar trabajos agrícolas en San Pedro de las colonias. Trabajos inteligentes para los que introdujo semillas y maquinaria, que hicieron prosperar las regiones de la laguna, del nazos y tlahualilo. Hasta ahí su vida no es sino la de cualquier burgués acomodado más o menos instruido y diligente.

            Hay que agregar para diferenciar ya profundamente la vida de Madero, de la de muchos ricos ignorantes, holgazanes y egoístas, que él tuvo empeño en establecer instituciones de beneficencia que sostuvo con su propio peculio. Centros de educación primaria para niños campesinos, que costeó la carrera en colegio de la región o extranjeros a jóvenes que tenían notorias aptitudes para el estudio. Que en su propio hogar encontraban albergue niños desamparados, y que los enfermos tenían atención médica y medicinas gratuitas proporcionadas por él mismo. Don Francisco logró el progreso económico de esa región y el bienestar general de sus habitantes. La vida de Madero se puede dividir en cuatro décadas de esta manera: los primeros 10 años para vivir en el hogar paterno, otros 10 años para estudiar y viajar; los siguientes para trabajar y hacer el bien a sus coterráneos y su última década la entregó hasta la muerte al servicio de su patria, he aquí una vida perfecta, hasta en la distribución de su tiempo. Poco antes de cumplir 30 años el señor Madero, el dos de abril de 1902, presenció en Monterrey aquel zafarrancho sangriento, con que el General Reyes disolvió un movimiento democrático, este suceso excitó su sensibilidad y definió su vocación; inclinándose desde entonces a trabajar activamente por la causa de la democracia en México.

            El señor Madero, el hombre culto, trabajador, generoso, no pudo ver ni con serenidad ni mucho menos con indiferencia que una función cívica fuera objeto de una horrible carnicería. Y desde ese momento se propuso poner su inteligencia y su corazón al servicio de la nueva causa. En el año de 1905, aprovechando las elecciones municipales de San pedro de Las colonias, y de gobernador en Coahuila, congregó a sus amigos y formó con ellos el “PARTIDO DEMOCRATICO INDEPENDIENTE” y fundó también el semanario “EL demócrata” en donde empezó a escribir artículos de enérgica censura contra las autoridades dictatoriales de Porfirio Díaz. Ensanchando el radio de sus actividades políticas y para hacer triunfar una candidatura  independiente al gobierno de Coahuila, buscó la colaboración de ciudadanos entusiastas que después de harían famosos en su lucha por derrocar a Porfirio Díaz: Don Venustiano Carranza, Don Serapio Aguirre, Doctor Rafael Cepeda, Doctor José María Rodríguez y el licenciado Aguirre Benavides, pero no era la lucha democrática la que haría triunfar la causa del pueblo; se impuso la dictadura, y todos los que se habían congregado en la justa pacífica fueron perseguidos por las autoridades no escapando el propio Madero, quien se convenció de que no eran las elecciones las que vendrían a cambiar la faz de las cosas.

            Sin desalentarse por estos primeros fracasos, Madero siguió estudiando el problema político de México, y producto de estos estudios fue el libro que escribió y publicó al empezar el año de 1909, con el título de “LA SUCESION PRESIDENCIAL DE 1910”, libro que fue como una clarinada, en la que su autor habría de tomar parte activísima, su libro fue escogido con beneplácito por los hombres independientes preparando el terreno que pretendía, cual era la formación de un gran partido nacional que pudiera hacer frente y arrollar por  su fuerza moral y numérica a los imposicionistas oficiales del gobierno de Porfirio Díaz desde luego formó el primer Club Antirreelecionista en San Pedro de las colonias, ayudado por su hermano Alfonso y los señores Alejandro Martínez Ugarte, Catarino Benavides y Gabriel Calzada, poniéndose en contacto con otras muchas personas de la capital y de los diversos estados de la República. Considerando Don Francisco I. Madero que no era San pedro de las colonias el punto más adecuado para dirigir desde allí las actividades que tendrían que abarcar a toda la nación arregló sus negocios particulares y se trasladó a la Ciudad de México, en donde fundó el Partido Antirrelecionista. No pretendía el señor Madero que dicha agrupación llevara la vida que más o menos activa que el entusiasmo de sus afiliados quisieran y pudieran darle.

            A parte de ramificar aquella institución por donde quiera, de crearle un órgano periodístico de celebrar mítines y manifestaciones, se dispuso a hacer él en persona una gira por las principales ciudades del país para hablar al pueblo y sacudir la consciencia de la gente, adormecida con el sopor del decantado progreso porfirista.

El 18 de Junio de 1909 inició su primera gira acompañado de su esposa y del ingeniero Félix. F. Palabisini, tocando primeramente la ciudad y puerto de Veracruz, en donde fundó un club y habló al pueblo. Siguió a Yucatán y desembarcando en Progreso y continuó para Mérida, lugar en donde encontró la franca ayuda de dos ilustres ciudadanos: el licenciado José María Pino Suarez, y el señor Alfredo Cámara Vale; el licenciado Pino Suárez era periodista, hombre de honradez acrisolada de espíritu de lucha que por la constate defensa que hizo de la justicia y de las clases humildes era muy estimado en toda la península y sumamente popular. De Mérida siguió Madero a Campeche, luego a Progreso, Tampico y de allí a Monterrey y finalmente a San Pedro de las colonias, en la que terminó su primera gira fundando clubes y agitó fuertemente el espíritu popular con su verbo sencillo y convincente desprovisto de las galas oratorias. El gobierno porfiriano no se alarmó con esta primera gira del señor Madero; no le dio ninguna importancia, jamás creyó que su fuera adquirida en 30 años de dictadura fuera destruida con las peroraciones de un hombre oscuro sin reputación militar o política. Más o menos lo dejó obrar, sin desatar sobre él la consigna de hostilizarlo fuertemente. Pero en Diciembre decidió el señor Madero realizar la segunda gira, esta vez por los Estados de la región del pacífico y salió de México acompañado de su esposa, del licenciado Roque Estrada y de su taquígrafo, toco Guadalajara en donde fue aclamado por sus partidarios de manera entusiasta y se siguió a Colima. En esta segunda Gira ya el gobierno porfirista empezaba a preocuparle la popularidad que Madero adquiría y dispuso que se le molestara en todos los lugares de su tránsito, amedrentando también para que no fueran a escucharlo. Se le tildaba de loco en los periódicos gobiernistas a aquel hombre decidido y patriota a quien la posteridad ha llamado con toda justicia EL APOSTOL DE LA DEMOCRACIA. En Colima se le empezó a hostilizar abiertamente impidiéndole imprimir volantes para anunciar al pueblo sus mítines. Se le negaba además localidad para verificarlo y finalmente se le impedía con ayuda de la policía que fuera escuchado por sus simpatizantes así el señor Madero emprendió su tercera gira por el resto del país, lo que vino a desencadenar en elecciones fraudulentas de Don Porfirio Díaz, y por consiguiente los inicios de la Revolución Mexicana de 1910.





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LA PAZ QUE SE PERDIO

POR MANUELITA LIZARRAGA


“EL PADRE FRANCISCO MARIA PICCOLO...MISIONERO JESUITA, FALLECIO EN LORETO EL 22 DE FEBRERO DE 1729”.

·          EL PADRE PICCOLO, FUE EL FUNDADOR DE LA PRIMER MISION DE SAN FRANCISCO JAVIER.
·          EL ATLANTE Y APOSTOL, MAESTRO Y MUY ADMIRADO PADRE JUAN DE UGARTE, LA CONSTRUYO NUEVAMENTE DESPUES DE QUE LA QUEMARON LOS ANTIGUOS CALIFORNIOS; Y SU OBRA APOSTOLICA, DIGNA DE INCOMNIO Y POCO DIFUNDIDA.
·          EL PADRE MIGUEL DEL BARCO, FUE EL CONTINUADOR, RECONSTRUYO LA MISION, MAGNIFICA OBRA DE SUS MANOS, QUE AUN PREVALECEN, Y PODEMOS ADMIRAR CON ASOMBRO...PATRIMONIO HISTORICO DE LA HUMANIDAD. DESDE LUEGO QUE SIN LA VALIOSA AYUDA DE LOS INDIOS CALIFORNIOS, NO HUBIERA SIDO POSIBLE LA CONSTRUCCION DE LAS MISIONES.


El punto de arranque del fenómeno sociocultural de la península y de modo especial de Baja California Sur, es sin duda alguna el periodo jesuístico en estas tierras benditas de Dios. Miembros de la compañía de Jesús, formados en la disciplina, la entereza, y la entrega total a una causa. La mayoría de los padres jesuitas de la antigua California, por sus obras en estas tierras merecen un retrato histórico individual, aunque muy poco hay escrito sobre sus personas; pero si mucho de sus obras, con las 18 misiones que fundaron los operarios de la reducción de 1697, a febrero de 1768, año de su expulsión de la península sudcaliforniana.

Por ser el aniversario el anterior 22 de febrero de la muerte del padre Píccolo, 276 años, exactamente, quién murió en Loreto en el año de 1729 a los 79 años de edad, según crónicas; y después de 46 años de fructífera tarea apostólica en las misiones de la Tarahumara, Sonora, y California. El padre Francisco María Píccolo arribó a Loreto el sábado 23 de noviembre de 1697 conduciendo la Galeota destinada para la misión. El padre Píccolo nació en Sevilla e ingresó a la compañía de Jesús y entró a México siendo aún muy joven, y de ahí fue enviado a las misiones de la Tarahumara en donde trabajó doce años con mucho fruto a idólatras al cristianismo, construyendo templos, y mejorando las costumbres de los cristianos. Pasó a la California en 1697 siendo un valioso apoyo para el padre Salvatierra en los 31 años que aquí estuvo en el cristianismo naciente.

En el mes de Mayo de 1699 el padre Francisco María Píccolo penetró las sierras y fundó la Misión de San Francisco Javier el 11 de junio del mismo año, situada en las serranía de la california, a nueve leguas de distancia de la misión de nuestra señora de Loreto, y a escaso año y medio de haber sido fundada ésta por el padre Juan María de Salvatierra. Iniciando el padre Píccolo con numerosos  bautizos de párvulos y doctrinando a los adultos para luego bautizarlos, y el primero de noviembre fue dedicada esta misión de San Francisco Javier por el padre Juan María de Salvatierra.

Cabe destacar que la misión fundadora de San Francisco Javier la destruyeron los indios de Vigge Viandó con todos sus implementos, instigados por guamas. En el año de 1703 el padre Ugarte quedó de misionero, quien con extraordinario celo fundó nuevamente la misión de San Francisco Javier la que prevaleció hasta el año de 1744; y que por estar en ruinas, el padre Miguel del Barco construyó la actual misión iniciándola ese mismo año que se menciona, y concluyéndola en abril de 1758.


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LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“AL TAÑER DE LAS CAMPANAS DE LA MISION DE SAN FRANCISCO JAVIER...LOS PRIMEROS CALIFORNIOS ACUDIAN A MISA”.


El padre José María Píccolo fue su fundador...el apóstol Juan de Ugarte, fue el maestro, constructor y el impulsor de la educación, agricultura, comunicaciones y muchas otras cosas de beneficio común en los primero habitantes de la península...el padre Miguel del Barco, fue el constructor de la actual misión de San Francisco Javier.

            Por tres siglos, el sitio mas venerado por los antiguos californios, y generaciones posteriores hasta nuestros días, lo es sin duda alguna la misión de San Francisco Javier. Hermosa obra arquitectónica de estilo barroco reconstruida de piedra cantera sacada de los arroyos de Santo Domingo, por el Padre jesuita español Miguel del Barco, a mediados del siglo XVIII, por amenazar ruina la misión anterior, inicio la  obra en el año de 1744 terminándola de construir en abril de 1758. El mérito de esta misión de San Francisco Javier, es del padre Miguel del Barco, quien estuvo viviendo en la península 30 años.

            En los inicios de la misión de San Francisco Javier, el padre José María Píccolo visitó VIGGE BIANDO el 10 de marzo de 1699 acompañado solamente de algunos indígenas. Le pareció aquel lugar a propósito para plantar una misión, por que los californios tenían buena disposición para abrazar el cristianismo, y por que en el Valle próximo había tierras de cultivo y de buenos pastizales para mantener ganado. La dificultad del pedregoso camino fue allanada por los indígenas y soldados que empezaron a desmontar el camino, y para Junio de ese mismo año, ya había una senda para transitar a caballo de Loreto a San Francisco Javier. En Octubre del año que se menciona, se trasladó el padre Píccolo a San Francisco Javier con algunos indígenas y soldados a construir una capillita de adobe y ramas, y algunas casas para el misionero y soldados. Este fue el origen de la Misión de San Francisco Javier, cuya capillita fue dedicada el primero de noviembre de 1699 por el Padre Juan María de Salvatierra en un acto de devoción y solemnidad.

Esta misión estaba construida a las orillas de la cabeza del arroyo de Santo Domingo, en un paraje rodeado de manantiales conocido por los indígenas como “VIGGE BIANDO”. Cuando una misión era fundada, se escogía un lugar con tierra fértil para producir granos y frutos, como maíz, trigo, olivos, vid, mangos, naranjos, palmas datileras, etc. También se procuraba que hubiera pastos suficientes para la cría de ganado vacuno y caballar. Poco tiempo duró  la misión, ya que instigados por los Guamas o curanderos, hubo un levantamiento de indígenas y quemaron la misión destruyéndolo todo, demostrando así su inconformidad, resistiéndose de distintas maneras a los cambios que en su modo de vivir procuraron introducir los misioneros. La misión fue abandonada al año siguiente debido a las hostilidades de los indígenas. El padre José María Píccolo estuvo en la península 31 años. Llego el 23 de noviembre de 1697. En la misión de San Francisco Javier, entre tantas cosas maravillosas que se vieron, como ejemplo; cuenta el padre Salvatierra en una carta dirigida al padre Juan de Ugarte, “que hay un niño de cuatro años llamado Juan Caballero, quien con una varita en la mano a imitación de los fiscales y maestros de la doctrina cristiana, guiaba a los otros indígenas en la repetición de las oraciones que se les enseñaba: si veía platicar alguno, les intimaba silencio poniéndoles el dedo en la boca, acabada la doctrina, tomaba los rosarios y reliquias que llevaban consigo los soldados, los besaba y se los ponía reverentemente sobre los ojos; y no contento con hacer estas demostraciones, quería que también los otros las hicieran, porfiando con ellos hasta que lo conseguía, lo cual enternecía a los soldados hasta el grado de hacerlos llorar”.

El padre Juan de Ugarte, después de dejar el cargo de procurador de las misiones, salió de la Nueva España el 3 de diciembre de 1700, camino 400 leguas, hasta llegar a un puerto de Sinaloa, encontró un barco pequeño y viejo y se embarco en el  para cruzar el golfo llegando a Loreto el 19 de marzo de 1701. Ante el altar de la virgen de Loreto, el padre Juan María de Salvatierra encargó al apóstol Ugarte edificar la nueva misión de San Francisco Javier ya que la habían destruido los indígenas y por que el padre Píccolo tenía que marchar a la Nueva España a arreglar negocios de la California. El industrioso Juan de Ugarte acepto con gran gusto, y marchó a San Javier con un grupo de soldados. En muchos días no asistía ningún indígena. Tenían odio por los soldados. Comprendiéndolo así el padre, retiró a los soldados y se puso en manos de Dios quedando él solo entre aquellos indígenas tan hostiles. Cuando en oración se encontraba se acercó un muchacho con intención de espiar. El padre Ugarte, al verle, le acarició y le ofreció regalos y le mandó que dijese a los demás que ya no había soldados, que podían venir. Poco a poco, se fue estableciendo nuevamente el ejercicio de la doctrina.

Fue tanto el amor del padre Ugarte por los indígenas que no conforme con enseñarles el evangelio, se propuso civilizarlos enseñándoles aquellas artes y costumbres y trabajos que requiere la vida social. Todas las mañanas, después de oficiar la misa que el padre Ugarte celebraba y escuchaban los neófitos, seguía el ejercicio de la doctrina, y concluido éste, les distribuía el pozole a los que habían de trabajar y los llevaba a la fábrica de la iglesia y a las casitas que estaban edificando, para así y para los neófitos, o al campo a quitas los matorrales y las piedras así como preparar el terreno para la siembra, o hacer represas y zanjas para regar la tierra. El industrioso padre Juan de Ugarte en las fabricas, la hacia no solo de arquitecto sino, de albañil, carpintero y de todo, por que algunos indígenas no se acomedían al trabajo ni con regalos ni halagos. El padre Ugarte les ponía el ejemplo para alentarlos, siendo él el primero y el que más trabajaba. Con sus propias manos acarreaba y labraba las piedras y la madera, pisaba el lodo para los adobes, encavar la tierra y ordenar los materiales. Él mismo llevaba a pacer el rebaño de ovejas que tenia la misión. El se ocupaba de todos los oficios. Ya se le veía con el hacha en la mano quitando los matorrales, ya con el pico rompiendo las piedras, ya con la coa labrando la tierra, lo que solía hacer descalzo de pie y pierna.

Al padre Ugarte, Dios lo doto de una fuerza extraordinaria. Además de su inteligencia y buen corazón, fue de los misioneros de más mérito en la península. Desde un principio sufrió las hostilidades y burlas de los indígenas, pero el padre con su gran amor, sabiduría y paciencia en el nombre de Dios y se propuso levantar la misión, convivir y ayudar a los californios, enseñándoles el evangelio y una nueva cultura. En aquella época, la península estaba infestada de leones los que causaban estragos entre los indígenas, quienes creían que al matar un león, ellos morirían. Y por esa causa no los mataban y había muchos leones. Una vez, andando el padre Ugarte por el monte, venia un León a su paso, el padre rápido, bajó de su mula, tomó entre sus manos unas  piedras y fue al encuentro del animal, con tan buena puntería que de un peñascazo en la cabeza derribó al león, la mula cabestraba asustada, ya que el padre Ugarte decidió llevar al león muerto sobre la bestia. Tuvo que ingeniárselas para poder llevarlo a la misión.
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El padre Ugarte, después de dar muerte al león en una pedrada en la cabeza lo llevo a la misión.
 Para que los indígenas se convencieran que era falsa la creencia que tenían y le perdieran el miedo. Había un árbol derribado en el camino y allí puso al león para que la mula no lo viera, y montando en la mula, al pasar por donde estaba el árbol agarró al león y lo subió en las ancas del animal.

            Al llegar a la misión, la sorpresa de los indígenas fue mayúscula al ver al padre con el león muerto y que no le hubiera pasado nada. Este hecho y con su ejemplo de caridad para con ellos, el padre se fue ganando el respeto de ellos. En otra ocasión, cansado de que los indígenas se burlaran de él, y puesto que ellos respetaban al más fuerte, entonces el padre tomó una decisión. Había entre ellos uno grandulón y burlesco, cuando mas se burlaba de él, el padre lo levantó en el aire tomándolo de los cabellos teniéndolo suspendido por unos instantes, asustándose los demás y desde entonces ya no se burlaron de él.

            El padre Ugarte era un hombre de probada bondad y de un gran temple. Tenia la fuerza de cuatro hombres, enseñó a los californios además del evangelio, a labrar y cultivar la tierra. Por medio de la construcción de canales de riego y estanques para almacenar el agua, se cosechaban variados frutos. Maíz, frijol, trigo, vid, olivos, datileros, frutos y algunas verduras. También les enseñó a desmontar para hacer caminos. Trajo de otras partes del mar de california cría de ganado mayor y menor así como  ovejas de, y les enseñó a trasquilarlas en su tiempo y a cardar la lana. Y no conforme con eso les fabrico ruecas y telares de madera para elaborar telas para cubrir sus desnudos cuerpos. Además, les trajo de la Nueva España un maestro para que les enseñara a elaborar prendas de vestir. El primer modisto  o costurero en la península fue el señor Juan Moran, al que el Padre Ugarte le pagaba 500 monedas de oro al año para que enseñara a los indígenas este oficio. El señor Moran vivió muchos años en la península enseñando el arte de la costura a las mujeres, hasta su muerte en su ancianidad. Las mujeres indígenas fueron las mejores fabricantes de prendas de vestir, principalmente las medias de medio punto para los soldados, las que eran de muy buena calidad y las damas españolas se las peleaban, según las crónicas del padre Miguel del Barco y de Clavijero.

            Al tañer de la campana...en la misión de San Francisco Javier entre aquellas serranías hermosas misas se hacían utilizando el excelente vino que se producía en la misión...enmarcado con el coro musical compuesto por niños, jovencitos y jovencitas indígenas, el padre Ugarte les enseñó música y tocaban artísticamente los instrumentos musicales. Era una escuela de artes la misión de Vigge Biando. Había hospital y dispensario medico, el mismo padre Ugarte les enseñó a las mujeres grandes, artes manuales, para que a su vez enseñaran a las niñas. Había mujeres que especialmente atendían a los niños huérfanos. El industrioso padre Ugarte construyo un barco con madera de la región, con la ayuda de un ebanista de rivera que trajo de la otra banda,  al que le dio por nombre “El triunfo de la Cruz”, fue el primer barco construido en la península.

            El padre  Juan de Ugarte, fue uno de los misioneros jesuitas más célebres de california...nació en Tegucigalpa Honduras en 1660.  Fue amigo entrañable del padre Kino y Salvatierra y murió en su misión de San Francisco Javier el 28 de diciembre de 1730, siendo muy sentida su muerte, principalmente por la misión de los indígenas de San Francisco Javier.

            Esta iglesia que cautiva la fé de los peregrinos que durante tres siglos que con gran devoción la visitan, está en la cabecera, sitio o pueblo que en un principio se llamo San Pablo; pero que hacia muchos años se traslado a ella la residencia ordinaria del padre misionero, por haber faltado el agua permanente que al principio de esta conquista se estableció esta misión, y solo ha quedado una ranchería con nombre de San Javier Antiguo; pero como el patrono de la misión es San Francisco Javier, habiéndose trasladado al paraje de San Pablo la cabecera, se traslado también el nombre de San Javier. De las 17 misiones construidas en la península por los religiosos, la de San Francisco Javier es la mejor conservada.

            Los retablos de la misión, fueron enviados desde la ciudad de México, en 32 cajas de maderas. Su traslado se llevó a cabo en buques de vela ruta San Blas Loreto; luego, a trote de mulas por aquellas pedregosas laderas de la sierra de la giganta. Cada año los devotos peregrinos llegan de diferentes lugares del Estado así como de la República a dar gracias por los milagros concedidos. Desde una semana antes al 3 de diciembre la monotonía se rompe en San Francisco Javier, con la alegría de los lugareños. Las banquetas de la única callecita del pueblo lucen barridas y regaditas con sus puestos de fritangas y productos propios de la región para venderles a los visitantes. Desde el día 2 de diciembre en la noche se inicia la velación de San Francisco Javier, enmarcados con música ranchera, corridos revolucionarios y carreras de caballos, así como melodías románticas arrancadas a los instrumentos musicales de los conjuntos del pueblo. En ese ambiente adornado el altar mayor de hermosos arreglos florales e iluminado a la tenue luz de las velas se entonan cantos y rezos también conocidos como “los gozos de San Francisco Javier”. A las doce de la noche se cantan las mañanitas, y se continúan los gozos.

            En ese inclemente frío, la gente baila y canta para no sentirlo. A las 5 de la mañana del día 3 se inicia la primera misa, siguen bautizos y confirmaciones. A las doce del día, hombres y mujeres del pueblo bajan al santo y lo colocan al pie de su altar. Luego sigue la procesión por la única calle del pueblo. Después, se coloca al santo en su lugar de origen entre rezos y cantos. Y por la noche, continúan los rosarios. Al día siguiente, cuatro de diciembre, por la mañana se celebra la misa de despedida a los peregrinos. Enmarcado con el aullar del viento que mecen los centenarios olivos que planto el padre Juan de Ugarte con la ayuda de los californios

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lunes, 20 de febrero de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA.

            DOMINGA G. DE AMAO...PERIODISTA Y ESCRITORA...FLOR DEL CAMPO PENINSULAR.

·         EN SUS 105 ANIVERSARIO DE SU NATALICIO…
·         POR INICIATIVA DE LA LIC. EN EDUCICACION PREESCOLAR PROF. SANTA LIZARRAGA ARMIJO…UN JARDIN DE NIÑOS LLEVA SU ILUSTRE NOMBRE… DOMINGA GONZALEZ MORALES… EN LA COLONIA MANUEL MARQUEZ DE LEON ENTRE OTRAS COSAS…

            Aquella noche de plenilunio...20 de Febrero de 1912...en el pintoresco pobladito “El rinconcito”, junto al valle perdido, jurisdicción del Real de San Antonio Baja California Sur, el hogar del matrimonio formado por el ganadero Don Simón Wenceslao González y Antonia Morales Avilés, se cimbro con el llanto de la niña que nacía a la vida entre las morenas manos de la comadrona del pueblo...llanto, que como el alegre trinar del ruiseñor cantándole a la vida se confundió entre el eterno silbar de la alta chimenea del mineral del triunfo y los ruidos propios del mina “La Sin Rival” de las inmediaciones del valle perdido alegrando el corazón de sus padres y a la que por nombre pusieron DOMINGA.
            Álgidos tiempos revolucionarios y políticos se vivían en todo el país, y por consecuencia en el territorio peninsular...armadas perleras inundaban el mar...grandes vapores europeos fondeaban en la bahía en busca de las perlas del mejor oriente...los pueblos mineros, la ganadería y el comercio marítimo estaban en gran actividad...y en ese marco, entre sobresaltos y tiros de escopeta la amorosa madre mecía la cuna de cacaixtle que colgaba de las vigas del techo, arrullando tiernamente a la niña Dominga, que dentro de ella dormía. Ese año de 1912, el vicepresidente de la República Mexicana José María Pino Suarez visito La Paz. Dominga daba sus primeros pasos cuando en 1913, la nación mexicana se estremecía con la noticia del asesinato del presidente de México, Don Francisco I. Madero y del vicepresidente Pino Suarez, consternando a la población de La Paz originándose la revuelta entre Orteguistas y Federales.
            A temprana edad, Dominga dio muestra de su preclara inteligencia ante el regocijo de sus padres y su hermano Pedro...entre el polvo del valle perdido y la bruma del tiempo quedaron plasmadas las pequeñas huellas de Dominga, así como las voces y risas cantarinas de sus juegos infantiles que se las llevó el viento entre praderas, campos y serranías. En aquel marco de movimientos armados en la Península, la niña crecía... y así, se promulgó la Constitución de Nuestra carta Magna en 1917 contando Dominga apenas con  cinco añitos. Su padre, don Simón Wenceslao tenía la ilusión de que sus hijos tuvieran una mejor educación, por lo que les llevaba hasta su hogar personas preparadas para que les enseñaran; pero la fatalidad se ensañó en aquél hogar, y una fría tarde de invierno, el padre de Dominga falleció cuando ella aún era muy pequeña.
            Doña Antonia, su madre, mujer de temple y luchadora tuvo que hacerle frente a la vida y se trasladó a Cabo San Lucas en busca de trabajo y del amparo de su familia. En ese año de 1920, sucedió un hecho histórico en La Paz; por plebiscito, resultaba electo por el pueblo el primer gobernador, Don Agustín Arreola quien dio gran impulso a la educación y al desarrollo de Baja California Sur entre otros rubros; mientras que Dominga cursaba su primaria en Cabo San Lucas, lugar que le parecía tan bello a la niña, ya que la casa mas bonita, grande e importante de ese lugar de pescadores, era la de las “glorias”, propiedad de Don Julio Gómez, quien fue el inventor de licor de damiana; allí estaba una agencia de correo con sus diligencias tiradas por briosos corceles y en sus alforjas traían la correspondencia desde La Paz, lo que tardaban 15 días y llamaba la atención de la niña ya que era gran amiga de la familia Gómez Ritchie y sobre todo de las 9 niñas que don Julio tenía. Entre aquellos arroyos perfumados a damiana, orégano y brisa del mar, Dominga pasó su primera infancia en Cabo San Lucas jugando en las orillas de las playas con los lobos marinos y las focas, deleitando su mirada contemplativa con el avistamiento de ballenas, y sintiendo gran pesar cuando los japoneses las cazaban y arponeaban indiscriminadamente, así como saqueaban los mares de las especies mas finas y mataban el tiburón para comerciar con su aceite; pero también gozaba al ver pasar los grandes vapores rumbo a San José del Cabo donde cargaban mucho ganado, frutas, guacales de cacaixtle repletos de quesos, verduras y productos propios de la región. A la niña le encantaba disfrutar y sentarse en las vértebras de ballenas que acostumbraban los habitantes de Cabo San Lucas poner como bancos en las banquetas así como jugar en el hermoso médano y aquel barco quemado donde había cantidad de caguamitas, acompañándole en sus juegos infantiles sus inseparables amiguitas, Mercedes y Martha Ceseña.
            Doña Antonia, madre de Dominga y Pedro, preocupada por la educación y superación de sus hijos se trasladó a La Paz, la que le pareció a la niña muy hermosa, con su bahía de cristalinas aguas inundadas de embarcaciones de vapor y vela, así como de molinos de viento y huertos con arboles frutales  y donde Dominga continuó su primaria en la escuela 48, la que estaba ubicada en la casa de la familia Amao en Revolución y Juárez, siendo su maestra Lupita Avilés. Luego continuó estudiando en la escuela No. 2 y de las compañeras que recuerda, son a las hermanas Ruibal, Laura, Elena, María Luisa y Carmen quienes con gran entusiasmo estudiaban música como era la costumbre con el profesor Tereso Hernández. Hermosos recuerdos guarda Doña Dominga de la ameritada maestra Rosaura Zapata de quien fue muy amiga uniéndoles un gran cariño ya que impulso sus inquietudes artísticas, siendo Dominga integrantes de la estudiantina que se presento en el Teatro Juárez. La profesora Concepción Casillas Seguame, así como Soledad, su hermana, también fueron sus maestras. Dominga, desde temprana edad sentía inquietud por las letras, ya escribía versos a sus maestros y a su adorada madrecita en esa época, adoraba el libro “Aladino” que Rosaura Zapata le regaló enviándoselo desde la Ciudad de México ya que mantenía correspondencia constante y directa con la emérita maestra.
En aquella Paz tranquila y hermosa, de molinos de viento y de romance donde Todos sus habitantes eran como una familia, Dominga rodeada del cariño de su familia, maestros y amigos arribó a la edad de las ilusiones. Y el amor llego a su vida despertando aun mas el ruiseñor que llevaba en su corazón para cantarle a la vida, a su pueblo, a la juventud, a la niñez, al amor y las buenas costumbres a través de sus versos...ella recuerda que durante un viaje que realizo en compañía con su madre al “Boleo” en Santa Rosalía cuando estaba en todo su apogeo la extracción de cobre por compañías francesas Dominga Conoció a su primer y único amor transformando su vida, el joven ganadero Don Loreto Amao, quienes después de un bonito romance apegado a las buenas costumbres de la época se unieron en matrimonio en San Antonio, Baja California Sur, donde radico por muchos años hogar que Dios bendijo  con 4 hermosos retoños: Alba, Cesar, Otto y Loreto Hugo; empañando su felicidad la muerte del pequeño Cesar a la edad de 5 años. El inmenso amor a su esposo e hijos, y de forjar los valores vitales de la familia, nutre la sensibilidad y calidad humana de Dominga y surge en su alma la poesía interna fluyendo la inquietud por prepararse combinando sus deberes de virtuosa esposa y abnegada madre,  y estudia periodismo por correspondencia desde su hogar, coronando sus esfuerzos al recibir su credencial de periodista en 1961 otorgado por el Instituto de Capacitación del Periodista de la Ciudad de México.
            Como abnegada hija cuidó de su madrecita hasta su ancianidad cerrando sus ojos en el lecho del sueño eterno. Apoyada siempre moralmente por su esposo, con quien compartió su vida más de 60 años, y quien falleció casi a los 92.  Fue Dominga una dinámica periodista que sin recibir retribución alguna inundó los diarios de la época con sus colaboraciones informando a la comunidad oportunamente el diario acontecer, durante doce años. Estos fueron los medios en que ella colaboró: El Sudcaliforniano, La Voz del Sur, Tabloide, Guaycura y Nueva Era. En San Antonio dirigió el Instituto para la Infancia y la Familia. Dominga fue del entusiasta grupo Fundadores de la Asociación de Prensa y Radio en 1967, ampliando sus relaciones, colaborando en las revistas “Letras de California” (de Tijuana B.C.); “Palestra” y “California Gráfica”. Por su constancia y amor a las letras a Dominga G. De Amao en el año de 1987 las mujeres Profesionistas y de negocios le rinden un merecido homenaje en el Hotel Gran Baja, con la ceremonia de las “velas”, nombrándola “la mujer del año”, y otorgándole una constancia de reconocimiento. En el carnaval de 1992 doña Dominga es nombrada Valor Cultural del Año, lo que le dio gran satisfacción estimulándola a continuar escribiendo y cultivar ese natural arte dentro de su  alma; y fluye la escritora, cantándole a la vida, a su tierra, a la juventud, a la niñez y escribe aportando a la sociedad en general sus dedicaciones y las flores de su pensamiento en las obras literarias: “Madrigales y cuentos”; “Confidente”; “Añoranzas”, “Arcoíris”, “Íntimo”, “Ocasos”, “Colección de cuentos cortos para niños”, “Antología”, “Ramillete”, “Dedicación familiar”, “Raulito y su abuelo”, “Ensayo nuestras raíces”, y la edición penúltima publicada el 21 de enero de 1999 a sus 87 años de edad escrito a su tierra natal “San Antonio”; obras editadas sin el apoyo gubernamental con su propio esfuerzo y el de su familia brindándole gran satisfacción y justo orgullo que sus libros se leen en las bibliotecas de Monterrey y Ensenada así como de esta ciudad capital; libros que doña Dominga obsequia a sus familiares y amigos donde da a conocer sus pensamientos, sus versos, crónicas y relatos definiendo los sentimientos para que los suyos se unan en el ideal de vivir en  apego a sus raíces, respeto a la naturaleza y a un mejor mañana. En reconocimiento a sus méritos la Universidad Autónoma de Baja California Sur a través del Seminario de Investigación en literatura regional, que dirige dignamente el doctor Rubén sandoval, le rindieron un merecido homenaje en el mes de mayo de 1999 del siglo próximo pasado, en la presentación  de la vii jornada de literatura regional que llevó el nombre de dominga g. de amao, y la que fue todo un éxito donde presentaron sus ponencias prestigiados escritores sudcalifornianos.
            En San Antonio Baja California Sur, la biblioteca lleva su nombre, DOMINGA G. DE AMAO,  como un homenaje al ruiseñor de aquella histórica tierra minera fundada por don Manuel de Ocio hace casi tres siglos. Por las empedradas callecitas de San Antonio existe la casita de adobe pintada de blanco arropada de perfumadas enredaderas donde felizmente vivió doña Dominga G. De Amao con su esposo e hijos y fue fuente de inspiración desde donde, cual ruiseñor, le cantaba a la vida a través de su escritura y de sus versos...en aquellas paredes de adobe quedaron plasmadas de voces y recuerdos de doña Dominga, quien fue fuente de inspiración del ameritado maestros Néstor Agúndez Martínez dedicándole en su libro “huellas de nuestro tiempo” editado en 1977 en el capitulo 5 “la voz del paisaje, un verso titulado “desde la cuesta”, a la estimada poetisa y amiga doña Dominga G. De Amao.
Cual reptil ondulando en la colina
Va el camino entre cactus y hondonadas
Bajo el sol, en las noches estrelladas
Y en la tarde que al orto se encamina.

Desde la cuesta el valle se domina

Las formas de Cerralvo calcinadas

Eternamente de olas coronadas
Entre el bermejo que unge la neblina.

Descendemos cual pájaro asustado
A la arteria de un pueblo hospitalario
Que es joyel en el monte aprisionado.
Es noble cual asceta solitario
Bregando con esfuerzo denodado
El pregona su afecto milenario.

            ...El invierno cuajó su cabeza de blancos y florecidos lirios...de su rostro, se esfumó la lozanía de la primavera...fundiéndose en el crisol de su arte literario, en el otoño de su vida, fluyendo once libros de amenas narraciones de Nuestra historia regional...en el ocaso,  Doña Dominga nos ofrece su rostro sonreído como una margarita, y nos regala un libro más “Manojos de leyendas sudcalifornianas”...doña Dominga, con la satisfacción del deber cumplido, a través del cristal de su ventana, en la tranquilidad de su hogar...allá en su querido San Antonio, donde aun cantan las cigarras, brotan las amapolas y demás flores del campo,  rodeada del cariño de sus 3 hijos, 17 nietos, 36 bisnietos, y 14 tataranietos y demás familiares y  ve transcurrir el paso de los días, meses y años, leyendo, cultivándose enmarcada con el alegre trinar de los pájaros cantores...quizás musitando sus labios un mundo de oraciones  con ese espíritu joven que siempre la ha caracterizado, envuelto en el ropaje de una muchacha antigua, dirá “señor mis pasos son ya lentos y el camino se acorta...poco a poco me vas acercando a ti”... ¡muchas felicidades doña Dominga G. De Amao!, gracias por concederme el privilegio de contarme entre sus innumerables admiradoras y amigas.

La estimada escritora falleció el 20 de Julio del 2005 a las dos quince de la madrugada en su tierra natal, el histórico San Antonio, donde después de ser velada en esta ciudad capital se ofreció una misa de cuerpo presente en la iglesia de San Antonio, y luego sepultada en su tierra. Se oficiaron de acuerdo a sus deseos tres misas por tres domingos consecutivos a partir del 24 de Julio, y el novenario en su memoria, inició el martes 26 del mismo mes, en donde fuera su hogar hasta su muerte, en esa localidad. Descanse en paz.  


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viernes, 17 de febrero de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“EL MACHO DE PICHILINGUE...EL NIÑO Y EL PERRO”.
• OCHO AÑITOS TENIA LORENZO Y SUS GRANDES AMIGOS FUERON EL MACHO DE PICHILINGUE, “EL TORDILLO”, Y “LOBO”, SU PERRO.
• EL MACHO DE PICHILINGUE PARECIA OBRERO...DICE DON LORENZO VERDUGO, AÑORANDO AQUEL AYER.
• EL TORDILLO ERA MAS INTELIGENTE QUE CUALQUIER INGENIERO DICE DON LORENZO, PUES ESTE HABLABA CON LAS OREJAS Y LOS OJOS.
• “ERES MAS MAÑOSO QUE EL MACHO DE PICHILNGUE”, ERA UN DICHO MUY COMUN EN AQUELLA EPOCA POS ESTE MACHO ERA CELEBRE, ESTA LLENO DE MAÑAS.
• CUANDO YO MUERA, DICE DON LORENZO, LE PIDO A DIOS ME PERMITA ENCONTRARME CON MIS AMIGOS EL MACHO Y EL PERRO.
• AL TOQUE DE LA CAMPANA DE JUAN LUCERO QUE SEÑALABA LAS HORAS DE LABOR, DESDE LAS OCHO DE LA MAÑANA...UNAS TROPELADAS TRAIA EL MACHO ENVUELTO EN UNA NUBE DE POLVO BAJANDO DEL CERRO Y SOLITO SE METIA A LOS APAREJOS DEL CARRETON CARGADOS DE SAL Y LORENZO LE PONÍA LA LANZA. 
• A LAS SEIS DE LA TARDE SONABA LA CAMPANA, Y EL MACHO SOLITO SE MANEABA Y AHÍ SE QUEDABA AMACHADO ¡YA NO LO HACIAN TRABAJAR POR NADA DEL MUNDO!, ERA UN OBRERO QUE HABIA TERMINADO SU LABOR.
• SU TIO LORETO MARTINEZ PLATICABA CON EL MACHO EL QUE MOVIA OJOS Y OREJAS, Y HASTA PARECIA QUE SE REIA... ERAN TAN HERMOSOS Y BUENOS MIS INSEPARABLES AMIGOS, Y QUE FELICES ERAMOS ALLA EN LA SALINERA DE DON MIGUEL CORNEJO, EN SAN JUAN NEPOMUSENO, EN PICHILINGUE.


Dicen con Lorenzo Verdugo mirando lejos, con gran nostalgia, deleitándose, recordando su feliz infancia al lado de su tío Loreto, sus amigos, el Macho de Pichilingue, el Tordillo y su perro Lobo, el macho era de color blanco con negro, era de bella estampa, “El tordillo se llamaba”, ¡era tan hermoso!, nomás relumbraba su pelaje y tenía las orejas paradas y los ojitos muy pelones con unos pestañones, y cuando llovía en la salina, porque llovía mucho, dice, el macho se ponía muy contento, bajaba a tropeladas del cerro revestido de pastura y parecía que hasta se reía, hablaba con las orejas y los ojos, y él al fin niño, lo entendía perfectamente... ¡qué grandes aventuras pasaron juntos Lorenzo, el macho de Pichilingue, y su perro Lobo!.
Al niño Lorenzo le gustaba bañarlo, darle su agua dulce y amarrarle el hocico su morral de maíz...Juan Lucero sonaba la campana a las ocho de la mañana y el macho de Pichilingue bajaba a tropeladas del cerro envuelto en una nube de polvo muy contento solito se metía a los aparejos del carretón...él sabía que empezaba su labor, pues era todo un obrero de la salinera. A Lorenzo le encantaba ponerle la tranca o lanza, y el macho se enojaba muchísimo pero se tenía que aguantar, porque Lorenzo también empezaba labor de arrear el carretón con la sal. Y de un salto se subía a darle a la dura jornada diaria de acarrear la sal.
A las doce del día sonaba otra vez la campana y el macho se amachaba, ya no lo hacían trabajar ni por nada del mundo, entonces Lorenzo lo soltaba y agarraba muy contento para el cerro; luego, sonaba la campana a las dos de la tarde y allá venía el macho a tropeladas envuelto en una polvareda a continuar la jornada, y a las seis de la tarde que sonaba el tolón tolón, la campana, el macho se maneaba y ya no lo hacía trabajar, él sabía que había terminado la jornada, y entonces si venía lo bueno, dice Don Lorenzo, los tres amigos, el niño, el macho y el perro agarraban para el cerro y se revolcaban en el pasto... ¡qué felicidad para un niño de ocho años!.
Era un silencio tan bonito en la isla de San Juan Nepomuceno, roto solo por los ladridos del perro, los relinchidos del macho, el trinar de las aves y el rumor del oleaje del mar...hasta allá se escuchaba el alegre tintineo de las campanas de la parroquia. Nunca olvidaría aquel momento, cuando para enseñarlo a nadar su tío lo aventó en lo profundo del mar amarrado de un chicote y su perro el Lobo se lanzó tras él...estaba tan profundo, había tanto pescado y así fue como aprendió a nadar.
Era mucha la sal que sacaban en la salinera, la echaban en costales y las cargaban al carretón tirado por el macho, o simplemente a granel. Don Miguel Cornejo le pagaba a su tío con arroz, frijol y tequila. Momentos hermosos e inolvidables vivió también en la base naval norteamericana que ahí estaba, la carbonera de Pichilingue. Esta base, dice Don Lorenzo, estaba dividida; a un lado ondeaba la bandera americana, y por el otro la mexicana, había tres grandes almacenes retacados de carbón de piedra, el que traían en barcos de vapor para las calderas; había días para trenecitos para acarrear el carbón hasta los almacenes, también había dos molinos de viento a la orilla de la playa y llave de agua, aljibe en los galerones y de allí se llenaba barriles y los llevaban en pangos a la salinera remolcado por un bote...y el carajo macho y el perro se ponían recontentos cuando el agua llegaba...si hasta parece que escucho los ladridos del perro y los relinchos del macho.
Allí en la base naval americana, vivía el jefe John Black, Mister Black, le decían, era buena gente él y su esposa, la que tenía un perrito de esos peluditos, el que Lorenzo bañaba y le daba de comer, aunque se pegaba sus enceladas el macho y e perro...la señora era buena gente, dice, le daba cositas buenas de comer y hasta para que le llevara a su mamá....había tanto pescado que hasta se varaba solo.
Cuanto sufrió Lorenzo cuando se lo trajeron de la isla!, dejar al tordillo, su querido amigo, el macho de Pichilingue, era lo peor que le podía pasar...pero eso sí, les dijo, yo no me voy sin el perro... y se amachó igual que el macho cuando este ya no quería trabajar, y se trajo al Lobo, su perro....era una tarde nublada de 1918 la pequeña barca de vela se perdía en el oleaje trasportando a un niño triste, a Lorenzo, y su perro, así como a su tío Loreto Martínez...la salinera iba quedando atrás perdiéndose en la lejanía, en el tiempo y la distancia las tropeladas y relinchos del macho de Pichilingue despidiendo a su pequeño amigo, el niño Lorenzo.
Don Lorenzo, nació en los encinos el primero de mayo de 1909, sus padres fueron Guadalupe Verdugo Castro y Carlota Martínez Talamantes, sus hermanos Santos, Guadalupe, Carlota, Gracia, Leonor y Amadeo. Don Lorenzo se crio en el legendario barrio El esterito, con su tía Rosario Girasol, entre pescadores, sus bonitas costumbres y tradiciones, rodeado del cariño de sus tíos hermanos, primos y demás familia.
....cuando yo muera, dice Don Lorenzo, a sus 96 años de edad, le pido a Dios encontrarme con mis queridos e inolvidables amigos el macho de Pichilingue, el tordillo, y Lobo su perro.


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LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“EL SER ABUELOS...ES UNA BENDICION DE DIOS”.
Muchas felicidades a todos los abuelitos y abuelitas de el estado de Sudcalifornia...así como de todo el universo.
PLEGARIA DE UNA ABUELA.

Señor...ya va siendo largo el camino
Y los pasos son ya lentos
En mi cabeza van floreciendo los lirios
Y mi rostro ya parece el de una sonreida margarita
Mientras más se acerca el final
Más habré de necesitarte.
Consérvame señor, mi risa y mi sonrisa,
Aunque me vean la boca desdentada
No permitas que me vuelva
Criticona, quejumbrosa y pesimista;
Insoportable para los demás.
Te ruego señor, que mis errores pasados
No se conviertan en remordimientos
Y tenga yo, el valor de reconocerlos
Que si no puedo ser útil
En calidad de servicios
Pueda serlo al menos,
En aciertos, consejo y tolerancia.
Permite señor...que sea una abuela
Generosa que sepa compartir con los demás
La experiencia adquirida
En la escuela de la vida
Así como mi tiempo y amor
¡Haz que me escuchen señor!
Y que no me lastimen cuando note yo en sus rostros el enfado
Que cuando deba decir a mis nietos una verdad
No sea nunca en forma
Irritante y amarga
Hazme señor una anciana que no olvide nunca mi juventud
Que más bien rejuvenezca la juventud de los demás.
Permite señor que no los juzgue
Sabiendo que hay en mi, un fondo de responsabilidad
Que el bullicio, el desorden y la inocencia de sus años
No me alteren demasiado
Que sepa declinar mi autoridad
Y que aprenda a vivir sola
Porque cada día me necesitarán menos.
Ilumíname señor...para aprender a conocernos;
Y no quiera yo que sean ellos
Los que conozcan mis achaques y mis quejas
Ayúdame señor a seguirlos
Sin que mi egoísmo le cierre el paso.
No permitas señor que me encuentren
Moldeada al pasado
Sino que mis ojos cansados
Miren con experiencia
El porvenir del mundo
Que es contradictorio y confuso,
Como les ha tocado vivir.
Quítame señor, te ruego,
El empeño de ver prevalecer mi criterio
Dejando un amplio campo de razón
Para sus nuevos conceptos y formas de vida
Es un privilegio ser abuela
Porque presiente y adivina la magnitud de lo que pasa
Porque los años la han hecho sabía
Es la que lleva tantas cicatrices sin descubrir,
Es la que va detrás de todo,
Como el vuelo de una mariposa que no sabe donde pararse
¡Porque todos andan tan de prisa!
Gracias te doy señor, por permitirme ser abuela, y tener un corazón pleno de amor y ternura
Y que será el tiempo en que el corazón
Tendrá que ser reacio y fuerte
El llanto triste y silencioso
Hay que sostenerse de una raíz que poco a poco va perdiendo fuerzas
Pero que sus muertos resucitan en sus huesos y en el torrente de su sangre
Hay que encender el corazón con una mecha muy gastada
Hay que esperar el regalo de una caricia y de un recuerdo
Aunque por un tiempo nos parezca que somos como un cántaro vacío.
Te ruego señor...que no me niegues
En estos años difíciles
La virtud de la discreción, la paciencia, la dulzura y sobre todo un poco de temple
Para resistir los embates en el ocaso de mi vida.
Señor...debes tener para la vejez,
Un destino muy alto
Le vas quitando los apegos a la tierra
Le vas haciendo libre, y mientras
Más pesado se hace el camino más le vas desprendiendo y le vas grabando insistentemente la idea, del encuentro CONTIGO.
Humildemente, te pido señor...simplemente que en mi última etapa, disfrute la cosas más sencillas y bellas de la vida
Como el contemplar la naturaleza en la que te manifiestas a cada instante....
En las flores, en el rocío de la mañana, en la sonrisa de un niño, en el canto de los pájaros, en la bondad de la gente, y en tantas cosas en que derramas tus bendiciones y así señor sea también testimonio de tu propia belleza.
Entonces confío señor, en que tus ojos amorosos estén puestos en mí.
Es difícil ser un buen abuelo. La educación de los hijos compete directamente a los padres. Los abuelos ayudan o estorban en esta educación. Aunque los abuelos ni vivan con sus nietos, las relaciones son frecuentes y pueden ser decisivas en la formación del niño. El mejor abuelo no es el que consuela al niño con golosinas después de recibir una reprimenda por parte de sus padres; sino que es capaz de decirle “dile a tu mamá que le agradeces mucho el castigo que te impuso pues con eso corriges tus defectos y te ayuda a ser mejor”.
En la antigüedad, algunas civilizaciones otorgaban un papel preponderante en la vida social del anciano, el que en muchos pueblos era el sabio y el maestro. El hombre del consejo de la justicia y del derecho. Numerosos pueblos eran gobernados por un consejo de ancianos. Los romanos en los “cenes” o señores del senado.
La suerte de la patria, las decisiones y las leyes. Los gobernantes jamas se privaron del consejo de los ancianos. Cicerón escribió la carta magna que hasta nuestros días nos inspira el libro de “senecture”, donde defiende 4 puntos a favor de la ancianidad: 1. La ancianidad no impide la vida activa. 2. Debilita las fuerzas físicas pero vigoriza la mente. 3. Priva de algunos placeres, pero desarrolla otros más profundos. 4. Nos acerca a la muerte, que es tránsito a la inmortalidad.
Los viejos patriarcas, eran los testigos del pasado, los interpretes del presente y los profetas del futuro; los que recordaban las maravillas de Dios y sus teofanías, los custodios de la alianza, los guardianes de las tradiciones, los que en su sangre transmitían el germen de la salvación. Los testamentos de los patriarcas actualizaban
La promesa y encausaban las futuras generaciones.


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